Osaka del W
Miércoles a las 8, aun juega Chile y yo figuro en una mesa con todos los reconocidos del periodismo culinario nacional. Estoy en pánico.
Cuando empiezan a llegar los platos, y después de un par de tragos, me vuelvo a sentir como en casa. Gracias alcohol y gracias a Bárbara Muñoz del Wikén que resultó ser una tremenda compañera de mesa, al igual que Cristóbal Fredes.
Osaka del hotel W es un restaurant caro. De esos a los que se va en ocasiones especiales, porque es especial.
Su Chef, Ciro Watanabe, ha trabajado harto en hotelería y tiene esa mano especial que define su cocina. Unir sabores de distintas partes y hacer platos memorables. Agarrar la influencia china del Perú y meterla casi sin esforzarse en un roll japonés. Sellar el pulpo con confituras y saltearlo el el wok, después de grillarlo. Tomar lucumas y mezclarlas con las papas amarilas, llenar de confit canard unas gyosas. Comida fusión, tal cual, sin dobles lecturas.
Lo bueno de estar empezando en este mundo tan divertido de la gastronomía es que, al no tener referentes prácticos de sabores, al no ser muy viajado, y al no conocer denominaciones académicas de la cocina, me presento frente a los platos como un tipo al que le gusta comer, lo que me quita inhibiciones y prejuicios. Mi brújula de sabores aun está emparentada con las emociones, para bien o para mal.
Si un dia ud. dispone de aprox. 35 lucas por persona y quiere acordarse para siempre de una experiencia única (como el Osaka y el W en Santiago no hay nada más) venga con gusto, sin miedo y pruebe alguno de estos hermoso platos.
Fueron muchísimos tiempos, así que les destacaré los que más recuerdo.
Tiradito Osaka de Atún con salsa agridulce. Fresco, suave.
Tiradito peruano, con un tempura de camotillo para morirse.
Empiezan las causas, con pulpo. Hasta aquí iba todo sorprendente, a partir de ahora la cosa se nos va de las manos.
AntiKu Maki, de este me acuerdo más, porque se especuló en mi mesa que el antiku venía de Anticucho, como los de corazón de vacuno peruanos. Era el mismo aliño y consistía en un roll con filete y una salsa de las mil maravillas. Tenía un poco de huacatay también. 10 puntos, uno de mis favoritos.
Carpashion, una reinvención del carpaccio con una salsa agridulce de maracuyá y papas filo que le agragaban crocancia al plato. Rico, fresco.
Estas causas venían con un pulpo con una confitura de lemon grass, más allá de las maravillas. Sobre un puré de papa amarilla con toques de huacatay, una delicia. También, de mis favoritos. 10 puntos.
De los rolls que nos llegaron, este era uno de los más increibles. La salsa que se alcanza a ver era en base a leche de tigre. textura de salsa, cremosa y liviana. Con camote filo arriba.
Parma Maki, ostión a la parmesana y un camaron encima, tempura. Los contrastes de sabores y texturas, ponían sonrisas, a medida que los bocados iban a la boca.
Mi favorito. Soy fan de lo agridulce, por lo que este roll con camarón crocante, queso y maracuyá, me voló los calcetines como dice Sheldon Cooper.
Preparaciones calientes comenzaban a llegar, Mariscos con fuego a la mesa!
Al fondo se ve uno de los platos más increibles del Osaka, las gyosas de Confit Canard. El cielo en un bocado y un ejemplo evidente de que la cocina fusión es literal, y sublime. 10 puntos!
Junto con la foto del principio del post estos camarones, llenos de sabores, con influencias indias, japonesas, chinas y thai, llenaron el ambiente de olores maravillosos e indescritibles. Como un viaje a lugares que uno nunca ha visitado. Los camarones a punto. Deliciosos.
Estos bocados de atun sellado sobre puré, traían de regalo un sabor que me costó encontrar (se que es, pero no lo identifico) Cuando me di cuenta, sonreí. Descubrí la versatilidad de la lúcuma en este plato en particular. Una delicia, 10 puntos, otro favorito más.
Y para terminar, este duo de postres. Un arroz con leche y un suspiro limeño con merengue de chicha morada, increibles ambos.
Se que todos los que comunmente leen Santiago en Picada, buscan aquí datos con las 4B. Este lugar no califica con lo barato. Es otro nicho. Pero en esencia su cocina quiere transmitir que en los sabores está lo entretenido de comer. En ver como la delicada acidez del maracuyá hace que el camarón apanado sonría en la boca. O que esa confitura del pulpo engaña, al pensar que no va estar a punto y sin embargo de deshace en la boca.
A mi Osaka me dejó sin palabras. De hecho llevo harto rato sentado aquí tratando de hilar ideas sin sonar desconcertado, pero así no más es la cosa:
me voló los calcetines
Saludos a todos!
Pancho Araya®
Osaka
W Santiago
Carmencita 185
4° piso
Las Condes
fono 770 0074