
Nolita
Hace unos meses fuimos al Nolita, cuando estaba en boca de la crítica gastronómica y nosotros curiosos y obedientes partimos a conocerlo. Claro, esto resultó al segundo intento porque es imprescindible reservar con un par de días de anticipación y eso no lo sabíamos la primera vez.
Lo primero que llama la atención es la ubicación y el look exterior. Está en una pulcra esquina en Isidora Goyenechea. Es un restaurant de color blanco fantasmal, con ventanales que dan a la calle y el nombre: Nolita, discretamente señalado.
La puerta estaba cerrada. Miramos al interior, y esperamos a que una de la 4 o 5 lindas y esbeltas anfitrionas nos invitara a pasar una vez que terminaran su animada conversación y se percataran que estabamos ahí. Partimos mal, mucha anfitriona para tan mal recibimiento.
Ya en el interior, nos guió a una de las mesas y se fue. Así, sin más, y ahí nos quedamos esperando algo o a alguien. Acto seguido, y asi inmediatamente comenzó la atención de lujo que no vimos a la llegada.
Un mozo con mandil se encargó de nosotros. Nos entregó la carta y empezamos. Era un mozo/dueño/chef. No supimos. Luego, se inició un desfile de otros mozos/chef.... uno trajo los aperitivos, otro el pan en una panera metálica, otro llegó con la entrada de mariscos, después el plato de fondo, otro ralló diligentemente el parmesano en nuestros platos... y así. Atendidos y super atendidos, bajo el ojo atento del mozo/dueño/chef, degustamos, observamos y admiramos.
La puesta en escena es magnífica. Grandes rosas de color rosado por doquier flotando en inmensos copones con agua ubicados sobre mesas y arrimos, decoraban y separaban ambientes. Sobre los manteles, carpetas de cuero en tonos beige y café, cuadros, alfombras y un cuanto hay en materia de decoración. Excelente iluminación y esmerada atención.
Partimos con los aperitivos (pisco sour y amareto sour) y el pan que nos trajeros. Seguimos con una entrada de mariscos para dos hiper abundante ($9.000 aprox.). Una mini puesta en escena en una bandeja metálica. Sobre una cama de lechugas en diferentes alturas, descansaban conchas de ostión llellenas con mariscos varios. Rico y generoso aunque delicado. Incluso sirve como plato único, pero ya habíamos pedido el plato principal. Me acuerdo que uno de ellos eran unos canelones Nolita, algo así como la especialidad de la casa. En el canelón con ricota, venía un huevo entero pochado. Nos acordamos del programa el gourmet.com, en un capítulo en el que evaluaban a unos aprendices de chef, por la técnica empleada para pochar un huevo. Tiene su ciencia el tema...... bueno, terminamos con un postre para uno que compartimos entre dos. Era algo así como una mousse de chocolate del tamaño de un vaso de tequila. Para ser tan chico y además compartido, quedamos super satisfechos. Era puro chocolate concentrado. Una maravilla.
La cuenta salió como 30 lucas. Nada caro para el concepto de lujo, modernidad, calidad, comida y atención.
Un poco más allá, una celebridades de la TV, esperaban mesa y otras disfrutaban la cena como nosotros. El Nolita es un lugar para impresionar y para impresionarse, para ver y ser visto. La exquisita comida es de chef, la cuidada ambientación es todo diseño la atención es profesional y esmerada, y la gente... casi pura gente linda. Se nota equilibrio y armonía visual y sensorial, pero aún así, perfecto como se ve, no evoca el concepto de los noquis de la nonna. Como que le falta transmitir cariño, calidez, complicidad e intimidad.
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Comentarios:


el nolita es uno de mis
Yo también fui el lunes
Yo trabajo cerca del Nolita,
Nolita LO MEJOR!!
