LA BUENA VIDA DE natalia
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Olán: se le subieron los humos
Desde que nació esta pequeña picada he sido clienta habitual. Desde que tenían pocas mesas, no los conocía nadie y su dueña, Celeste Onofre, era amable con los parroquianos mientras conversaba sentada en la mesa del barcito. Pero ahora que el lugar tiene una nueva cede, que les ha ido bien y se...