¿Vamos a almorzar al persa BíoBío?
Mr. Odd con su Pad Thai
Comenzando la preparación del Pad Thai.
Hola! Quise comenzar mi comentario con esta inusual pregunta porque, sin duda, no es el Persa un lugar al que uno vaya con la disposición de comer, y menos, de comer rico y sano. No, al menos, hasta hace poco más de un año. Pero así como muchas cosas están cambiando en nuestra capital, debo decir que pegarse el pique a almozar al Persa Bío Bio puede ser una aventura sabrosa, novedosa y barata. O sea, fuera prejuicios y a juntar hambre no más...
Nuestro destino era uno solo: el tailandés del persa, o mejor dicho, el Lai Thai de Franklin 602 (puede acceder por calle Franklin pero, sobre todo con el frío de este invierno, llegar por San Isidro, como si entrara a uno de los títpicos galpones de ropa y zapatillas que abundan en esa cuadra, y sentarse en una mesa o en la misma barra).
Lo primera que agrada del lugar es que todo está a la vista. O sea, estos restaurantes elegantes que ahora presumen de hiper onderos porque nos muestran a sus cocineros y chefs con las manos en la masa....bueno, en el caso de la comida thai es pan de cada día y nada extraordinario. Así también encontramos a su dueño, un tailandés de los de verdad, parado en el mesón, muy solícito, tranquilo y con talante simpático. No hay mucho que preguntar sobre los platos porque la carta está compuesta sólo por 7 platos y porque todos ellos están explicados en una gran pancarta que cuelga de la pared, con foto, precios e ingredientes incluidos. Así es que lo primero que recomiendo es pararse a chequear la carta en la pared. Luego el dueño te toma el pedido y anota tu nombre pues esto funciona a grito. Es decir, pides, pagas y luego vocean tu nombre y retiras tus platos y servicios. En el Lai Thai sólo sirven comida. Me cuenta el dueño que se le hizo muy complicado en tan breve espacio ofrecer té o bebidas.
Pero no hay que impacientarse. Aquí está todo bien calculado. Al lado del tailandés, hay un bien surtido y ultra aseado puesto de jugos. Probé el de guayaba, realmente exquisito y gigante; y el de chirimoya. Te dan un vaso de vidrio y uno de plástico verde más chico. Al principio no entendí esta dinámica pero rápidamente comprendí que el vaso verde sirve para llevar, por si te queda jugo por tomar. Además, venden tecitos. De bolsa no más, pero calientito vale millones.
Sigamos con el tailandés.
De la carta, recomiendo los sate gai, que son unas brochetas de pollo marinadas en hierbas tailandesas cubiertas con leche de coco, salsa de maní y curry masaman. No es demasiado picante. Vienen 5 pero yo al menos quedé llena! Los otros platos que probamos fueron el pad thai, que son unos fideos de arroz salteados con huevos, dientes de dragón, cebollín... vienen con camarones arriba, además de traer un limón y maní triturado a un costado del plato. Este es un plato más dulce, no tiene picantes y creo que es del gusto de todos los paladares. Para muchos la mezcla con la acidez del limón es perfecta, pero a mí no me hizo falta.
El tercer plato que compartimos fue el impronunciable Khang Kheaw wan gai: trozos de pollo con zapallitos italianos en curry verde y leche de coco, acompañados de arroz blanco y con un toque de hojas de albahaca fresca. Este plato combinó perfecto con el dulzor del Pad Thai porque aquí el curry sí marcaba presencia picante, aunque relajada por la intervención divina de las hojas de albahaca y los zapallitos al dente...perfectos en sus cocción y color. ¡Como hace años no experimentaba!
Francamente, cada cucharada (aquí sólo te dan tenedor y cuchara, no hay cuchillos) se convirtió en un placer mayor...lleno no sólo de sabores, sino de aromas exquisitos y evocadores. Repito, un placer mayor, de sibaritas, no importa que estuviéramos sentados en mesa de mantel de plástico con un almacén de libros y revistas usadas detrás tuyo, ni escuchando la radio transistor del compadre que vende cosméticos más allá.
Ojo al Precio: platos entre 3000 y 3500 pesos. Sólo cierran los lunes. Servicio rápido: Tiempo de espera no superior a los 12 minutos.
¡Y ojo! Extra! Extra. Se viene la expansión del Lai Thai por Santiago.
Esta semana - primeros días de agosto me dijo el dueño - Lai Thai está abriendo una sucursal en calle Holanda, en una galería. El pobre castellano del dueño no me dejó entender en qué galería exactamente pero creo haber captado que era frente al hospital metropolitano.
El 15 de agosto abrirán otro en Ñuñoa, en Irarrázaval con Salvador. Y el septiembre abrirán el cuarto negocio en Bilbao con Vespucio. Así es que, ya saben, ya ni siquiera tienen que ir al Persa a comer BBB tai. Aunque les recomiendo el paseo a Franklin. El original siempre será el del Persa...
PD.: Si lo suyo no es la cosa thai, ni la leche de coco, tranquilo...muévase al puesto que viene después de los jugos y encontrará un libanés con un rico surtido de shawarmas, hojas de parra y comida sustanciosa e igualmente sana. Este paisano también se las trae!