La Forêt. Subiéndole el pelo al centro centro
Hace ya tres años que estoy viviendo en el centro centro, cerca de Plaza de Armas, en un departamento que compré en miras de un futuro que esperaba no fuera muy lejano, en que el centro retomara las riendas de la ciudad y dejara de ser el lugar donde la gente teme ir, especialmente muy tarde.
Con mucho agrado, hoy conocí un lugar realmente maravilloso: La Forêt. En pleno centro, en Esmeralda, entre Miraflores y MacIver se ubica este lugar que es una quimera perfecta que representa lo rasca sofisticado... Bueno, esa es la idea, aunque de rasca no tiene nada, la verdad.
Es una casa colonial, al lado del Goethe Institut. El salón del comedor está decorado con muebles antiguos restaurados, mezclados con sillones retro y una iluminación increible. El piso de madera tiene luces que pasan camufladas de día, y en medio del salón hay un ficus con luces entre las ramas. Precioso!
El menú es graciosísimo, lleno de explicaciones con historias divertidas y muy pintorescas. Hay platos como La Chorrillana Fifí con una explicación graciosísima que no voy a adelantar para no arruinar la talla.
La comida es deliciosa. Hay un poco de todo, pero más que todo, comida francesa. Recomiendo los Crêpes Suzette a ojos cerrados. La sopa de cebolla también es riquísima.
Sinceramente, le veo mucho futuro a este restobar. En pocas palabras, es como la Peluquería Francesa, pero más chilena y minimal, aunque suene imposible.
No sé la dirección exacta y al parecer la página web está en desarrollo, pero es inconfundible. Al lado del Goethe se ven las pizarritas con mensajes como Sopita del día para que no se nos enfrie el popó.
En cuanto a los precios, un menú de tres platos cuesta entre $12.000 y $16.000, y realmente vale cada peso.
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La de la foto es mi hermana, que espero no me mate si no le gusta su ángulo.