Mayonesa hecha en casa
Mi viejo no cocinaba
El era el proveedor de la casa... o sea del billete, que daba pa vivir en un pueblito cerca de Concepción
Pero.... habían dos cosas que solo el preparaba en casa (de nuevo el proveedor de materias primas en este caso)
La mayonesa (tema pa hoy) y el batido para los picarones (tema pa después)
La mayonesa, que el cortaba y arreglaba a su antojo haciendo que mis tías (eran nueve... y eso que mis abuelos se separaron) corrieran a decirle que le agregara papas, mas yemas, o bien que la tía Rosa, de nuevo habia cortado la mayo (Solterona ella, por lo que tenía la sangre muy fuerte, estrógenos que le dicen ahora) y el con una sonriza socarrona, ladeaba el lavatorio (si el lavatorio!!! que debía ser enlozado y sin saltaduras) y comenzaba a recuperar la mayo cortada
El secreto, al ladear el lavatorio, el aceite en exceso se iba al fondo y el comenzaba a batir e incorporar las yemas cortadas de a poco, con ello el aceite se incorporaba en las yemas lentamente.
La gracia de la Mayo, es que se hacían con los huevos azules que ponían las gallinas trintres y/o mapuches que teníamos en casa, unas 50, solo para el consumo familiar... jejeje. Lo otro, es que mi viejo no prepraraba menos de tres o cuatro kilos de Mayo, la cual se repartía entre mis 9 tías que llegaban a la fiesta.
La mayo, se hacía a mano es decir, se batía, solo con dos tenedores de alpaca que hacían las veces de los modernos batidores, salía amarilla, culpa del maiz y las conchas de cholgas trituradas con que se les alimentaba a las gallinas.
Esa mayo, se utilizaba para los locos mayo, que comían los adultos, los completos pa la chiquillada, los tomates rellenos con salmón de tarro (el jurel tipo salmón apareció en casa en los tiempos del tata pin8). Y por supuesto, con el pan tostado en la mañana antes de irse al colegio.
Nunca una intoxicación (al menos no por la mayo, en temas de alcohol otro era el cantar), nunca un completo sin mayonesa, era muuuy guena...
Yo lamento no haber aprendido a hacerla, igual creo que mis hijos no la habrían probado por miedo a engordar o por terror a la Salmonella (Ese bicho no existía en esos años)
Ahora, cuantos nos atrevemos a probar la mayo casera publicada en la entrada de un boliche?
Cuantos nos daríamos el tiempo para prepararla en vez de apretar un sachet?
No sé, pero la mayo de mi viejo y después la de la señora Chila (nunca supe su verdadero nombre) que vendía sanguches de queso de chancho con ají y mayo a la entrada del colegio, nunca mas he probado.
Como siempre, se despide mayonesísticamente