
PAGLIACCI
Santiago hoy cuenta con una nutrida oferta culinaria, que en general es de buena calidad, y que incluye por cierto, restaurantes sobresalientes. Pero como en todas las cosas de la vida hay excepciones....
Hoy tuve la poca fortuna de conocer el restaurante Pagliacci, de propiedad del reconocido Eduardo Ravanni... luego de esta experiencia, no me queda mas que pensar que el restaurante es una extrapolación de su vida como comediante.
El restaurante está decorado con preocupación y buenas ideas, pero con bajo presupuesto, lo que se nota en la calidad de las mesas y el aglomerado con el que se cerró la terraza. Los garzones están bien vestidos y son amables en el trato, no obstante demuestran un serio desconocimiento de los platos de la carta.
Me acompañaron en esta triste aventura, mis buenos amigos Pamela y Sleman, con quienes solicitamos un antipasto para compartir al inicio de nuestro almuerzo. La sugerencia del garzón fue un antipasto de fiambres y quesos (palabras textuales), que extrañamente no está en la carta. Al pasar unos minutos, y antes del antipasto, el garzón llevó a la mesa un pocillo con mantequilla y una panera con una allula cortada en trocitos!!!!!
Luego llegó a nuestra mesa un plato grande, extremadamente lleno de quesos de mala calidad. Nos aburrimos de comer queso.
Los platos de fondos solicitados fueron Agnolotti di ricotta al soffritto di cipolle, Pansoti ripieni di prosciutto alla crema de parmiggiano y Fettuccine di spinaci ai funghi.
Luego de ordenados los platos de fondo, vivimos durante largos 60 minutos, una de las esperas mas desagradables que me ha tocado experimentar en un restaurante, tiempo durante el cual, las otras mesas que pedían el menú (tallarines con salsa boloñesa) recibían en cuestión de minutos su orden.
Justo en el momento en que nos retirábamos, llegaron los platos de fondo, momento en el cual, el garzón sirvió los Pansoroti como Agnolotti !!!!
Frente a nuestra consulta, insistió en su error, afirmando esta doble personalidad de los platos.
En mi caso y con mucha sorpresa para mí, los Fettuccine fueron servidos tibios. Además estaban desabridos, pero a esta altura ya no importa.
No probamos postres, ni el bajativo por cuenta de la casa ofrecido.
Por las demoras, inusuales según el garzón, nos hicieron un 15% de descuento.
Hubiese querido decir : Atendido por sus propios dueños..... pero en realidad el dueño está presente sólo físicamente, pues no participa en nada.
En resumen un restaurante absolutamente amateur, al que le queda un larguísimo camino por recorrer.
Precio promedio pp : 7.000
Recomendado para : pasar un mal rato
Ubicado en manuel Montt 1660
Nota : 2,5
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