Yama Robata, en Punta de Lobos

Fin de semana de vacaciones de invierno en Punta de Lobos,  la idea era comer rico y descansar, asi es que lo primero fue preguntar a amigos que viven o pasan mucho tiempo en el sector por buenos restaurantes. Si bien, solo una persona mencionó al Yama, confío en el que lo mencionó, así es que fue nuestra primera parada en esta escapadita romántica con mi señora.

El restaurant queda en el strip center "La Quilla", antes de llegar a Punta de Lobos desde Pichilemu. Es pequeñito, pasa desapercibido, con pocas mesas, mas de la mitad en la terraza.

Robata o robatiyaki en japonés significa "cocina a la chimenea" y es la técnica de más de 2.000 años, con lo que los campesinos japoneses cocinaban al carbón. Muy popular en la cocina callejera en Japón, uno lo puede encontrar en muchas esquinas de las principales ciudades japonesas, personas cocinando en unas parrillas chiquititas largas y angostas, una serie de alimentos ensartados en palitos de bambú (¿anticucho?), previamente adobados. Hay que decir que la robata se está volviendo popular en varios lugares del mundo. 

Partimos con un pisco sour de la casa: Yama sour, con pisco, jugo de pepino, apio y limón, con un borde de shichimi picosito que resaltaba los sabores. Decidimos pedir varios platos chicos y compartir: Tiradito de pulpo en dos salsas, ensalada wakame, chuletas de cordero, y un gunkan mi hotate.

El tiradito de pulpo, viene con dos salsas: una al alivo, y la otra de mayonea y wasabi. Sino fuera por el wasabi, sería un plato claramente peruano: pulpo al olivo. sabroso, blando, el wasabi le aporta al sabo del pulpo. Una ensalada de alga wakame, nori crocante, mezcla de hojas verdes, rabano encurtido, y pepino. Me gustó tanto la ensalada que intenté hacerla varias veces en la casa, no me quedó ni cercana, el aliño, la mezcla de sabores, es un gran plato. Aunque no soy un gran fanatico del agridulce, las chuletas de cordero cocinadas en la robata, con salsa de cerezas y menta, estaban perfectas. Lo último, fue un gunkan, que es una especie de nigiri envuelto en nori donde se deja un hueco para rellenar, en este caso con un ceviche de ostiones, mayo siracha, y shichimi. Volvimos a la mezcla peruana, que si bien aporta, sería tan bueno arrimarse a la tradición japonesa pura. Ya hay suficientes restaurentes nikkei y peruanos en Chile. Cerramos con un brownie de chocolate ahumado y helado de vainilla.

No hay que confundirse con este restaurant, es pequeño, está en un strip center, la carta es pequeña, pero se nota que cocinan de verdad, con corazón.

Que DonDoh ni que nada...