Decepciones
Hoy veía las noticias y no podía dejar de apenarme (aunque suene cursi), por el pésimo ejemplo que da Johnny Herrera y la teleserie de la licencia de conducir falsa, manejar con alcotest, la chiva mas falsa de su “saqué el auto del estacionamiento” y, como si fuera poco, lo sarcástico con la prensa cuando lo presionan.
También me decepcionó hoy un chef que, para una cena de beneficencia, me envió un presupuesto absurdo por una comida sin ganas ni cariño, sin entrada ni aperitivos y que no incluía vinos ni agua ni bajativos y, como si fuera poco, no se molestó ni un ápice en ponerle una palabrita en el correo que atenuara la mala onda y la falta de compromiso.
Durante la semana, durante el día, durante la vida, creo que nos encontramos frente a casos como estos, donde parece que los “otros” no están a la altura y nos sentimos solos, sentimos que empujamos para un lado contrario, que no nos entienden y todas las mariconadas que pueden imaginar.
Estos son los momentos donde necesitamos “el final feliz de una película”, pero no estamos viendo tele, así que nos tenemos que conformar con lo que nos pasa por la cabeza.
Afortunadamente mis hijos son mis pilas, mi energía, mis ganas de dar vuelta esta realidad…. ¡mierda!, están de vacaciones en el sur con la Bruja…
Al parecer todo se conjuga para que la melancolía me atrape.
No importa y no podrá contra mi. Llamé a la Bruja, pololeamos un rato, me habló de los críos, me contó estupideces, de los pingüinos del sur y de los erizos que se clavó por dos lucas a las seis de la tarde. ¡Se me arregló el naipe!
Lo que escribo es para decirle a todos que no importa lo mal que lo pasemos, siempre podemos salir adelante, incluso con muerte incorporada a la escenografía del minuto. Todo lo malo pasa si quieres pasarle por encima y darle no más que mañana será con sol.
Animo señores, la vida es bella