Pimienta de Canelo
Volviendo del trabajo pasé por el centro de Chillán (a pie, por supuesto, porque soy incapaz de usar locomoción colectiva con éste calor, no hay dinero para taxi y me convenzo a mi misma de que me ayuda a conservar la línea) y , oh sorpresa, había una pequeña exposición de productores en pequeña escala y uno de ellos llamó mi atención: Pimienta Austral de canelo. No se podía degustar ni, obviamente, abrir el frasco, así que con toda la fe del mundo compré el último de granos enteros, que prefiero siempre por sobre las versiones molidas. Al llegar a casa me conecté y revisé páginas y páginas con alusiones a dicha pimienta, estudiando los detalles de su fabricación por un hombre que ahora admiro y envidio un poco (Patricio Varas). Paso siguiente, invento que tengo hambre y me preparo unos tallarines, a los que le agrego un par de mis valiosos granos, molidos en un bello mortero de raulí que compré en la última feria de arte popular en Concepción. La sorpresa es inmediata, el picor ataca en forma certera y suave, como el amor, dejando un recuerdo de jengibre y anís...pura frescura, especial para el verano, un cebiche o simplemente una ensalada verde.
