elBarcelona
Me gusta la onda de elBarcelona, aunque definitivamente el alto volumen de la música no lo convierte precisamente en un lugar para ir a conversar. Ahora, si a uno le molesta mucho la bulla adentro, una buena alternativa es la terraza donde hay más espacio, menos hacinamiento (las veces que he ido siempre está muy lleno, saludable síntoma por lo demás) y menos bulla. Lo otro notable es que en este sector no se cae en la desatención por el hecho de estar un poco a trasmano, como sí pasa en otros lugares cuando quedas lejos de la zona de más alta concurrencia.
ElBarcelona no falla en su propuesta, para mi gusto muy adecuada para irse de parranda en grupo de amigos fiesteros, más del rango adulto joven que teen, y disfrutar de una buena variedad de comida española sabrosa y a punto, con una notable carta de vinos en botella y por copa.
Esta vez, decidí llevar hasta este boliche a un amigo que viene llegando de una estadía de 4 años en Barcelona, y estaba un poco nostálgico de ciertos sabores y olores. Yo pedí una tortilla de papas con chorizo riojano; me sorprendió ser consultada por el punto a lo que solicité jugosa, quedando muy conforme con mi elección. Mi amigo pidió un consomé de ave que estaba sabroso y bien preparado. Yo la verdad, no andaba con mucha hambre, así que decidimos que picotearía de su elección de plato de fondo, que fue un Chuletón basco, con pimientos y papas doradas, muy muy sabroso (le saqué harto más que un poco al pobre, jajajajaja). Para beber pedí de entrada una Kunstmann miel (la adoro) y luego pedimos dos copas de vinos, un Carmenère Chocalán (denso y con esa típica nariz y combinación dulzona-pirazínica que lo caracteriza y de la que gusto a veces), y una copa de El Delirio Botalcura Syrah-Malbec (muy rico). Todo lo hasta acá mencionado estuvo buenísimo. Para precios, ver acá. Todo lo anterior salió $20.000 antes de propina.
Sólo hubo un detalle; mi amigo pidió al comienzo pan con tomate. Al ver mi cara un poco extrañada por tan poco usual preparación, me explicó que en los tiempos de Franco hubo períodos de mucha escacez de comida, y el principal alimento de muchas familias consistía en tostar lonjas finas de pan y untarlas con aceite de oliva, ajo y tomate, lo que quedó incorporado en la tradición como uno de los picoteos emblemáticos de los españoles.
Pues bien, al pedirlo al mozo, mi amigo le preguntó si venían los componentes (pan, oliva, ajo y tomate) por separado, y el mozo lo miró con una expresión bien desagradable y le dijo obvio. Mi amigo humildemente le dijo, ok, era sólo para estar seguro. Lo que llegó de vuelta fue un pan esponjoso (cero finura ni tostado), de consistencia remojada y con todo puesto encima. Mi amigo lo vio y dijo, esto no es lo que yo pedí, pero lo probó igual, con lo que se completó su desagrado y lo devolvimos.
No creo que un incidente de este tipo arruine una propuesta consistente en el resto de los ítems, pero sí creo que constituye una oportunidad de mejora (la cual hicimos saber a la hostess antes de retirarnos) para este clásico al cual seguiré concurriendo cuando la ocasión lo amerite.