El Telar muy rica comida casera
El otro día fuimos al Telar, porque hacía tiempo que tenía ganas de conocerlo. Yo tenía un hambre tremenda, porque eran como las dos y media y entre trámites y trajines apenas me había tomado una leche en cajita de desayuno.
Total, llegamos y pedimos dos tragos y un picoteo de camarones para partir (seis camaroncitos específicamente) y el menú de almuerzo para los dos, sopa de verduras, pollo con salsa de mostaza y arroz blanco, ravioles con salsa de queso, bebidas y un postre de helado que terminé cambiando por un bajativo de menta frapé.
El lugar es muy iluminado, tiene un tremendo espejo precioso en la subida al segundo piso y las lámparas de madera son un buen detalle. Nos quedamos en el primer piso porque ahí fuman menos, pero todo el local es fumadores (lata). El pancito eran mini marraquetas, el pan típico y único de Chile con un rico pebre sin picante.
Los tragos (yo pedí una piña colada que fue servida en una copa grande cargada al coco rallado) muy ricos, los camarones, normales de tamaño, se hacen pocos. La sopa de verduras un poquito aguada, pero rica igual. El pollo estaba bien sabroso, el arroz normal. Los ravioles exquisitos.
En postres no tenían nada más que helado de vainilla y de chocolate porque era lo que venía en el menú y ya eran casi las cuatro de la tarde, así que comprensible. Pero la carta tenía más postres y me quedé con las ganas de probarlos. Eso sí, no tenían los típicos panqueques con manjar, un clásico que me encantaría pudieran incluir.
La cuenta salió barata y la atención fue bastante buena, y hasta pudimos conocer a la dueña, muy atenta en todo. Y nos regalaron El Diario Financiero. Espero volver pronto para probar más platos.