Verano en Valparaiso, Cafe Vinilo, una muy buena manera de terminar el dia... (o la noche)
Gente de LBV!
Como les habíamos comentado, aún nos quedan un par mas de lugares que comentar de los tantos que hay en Valparaíso.
Y hoy quiero contarles la muy buena sorpresa que resulto ser el Café Vinilo, boliche ubicado en las dependencias de lo que fue por muchos años una carnicería (de barrio), seguro de esas con tiritas de plástico en la entrada, en fin este Restobar, café, tienda de ropa y souvenir, galería de arte (si, todo eso) lo encontraran en
Primero que todo, para quienes no se manejen mucho por los bellos recovecos, calles, subidas, escaleras y pasajes que tanto abundan en los cerros de nuestro Valparaíso, les cuento que llegar es muy fácil, si están en
exigente, pero llena de atractivos graffittis y murales) a mitad de la subida a mano derecha encontraran el Ascensor Reina Victoria inaugurado el año 1902, es administrado por la municipalidad y cuesta solo $100 por pasajero (y aprovechando, en su parte alta, el Ascensor Reina Victoria remata en una plaza que nace a partir de la propia estación superior del ascensor, con juegos infantiles, asientos y luminarias recientemente remodelados, y que a través de un puente se comunica con el atractivo Paseo Dimalow, el que posee una expresión arquitectónica de principios de siglo pasado, donde también encontrarán varios restoranes y nuevos boliches y además el clásico Brighton (Hotel y Restauran), que posee una hermosa terraza con vista al plan y al puerto, además de una extensa aunque clásica carta de comidas y tragos, lamentable es la leeeeeenta y anémica atención de sus garzones.
Pero bueno, volvamos al Café Vinilo, al entrar a este lugar, nos encontraremos con unas 7-8 mesas, más una larga barra de mármol de la antigua carnicería, le dan al boliche una capcidad como para unas 40 personas aprox.; cuentan con una muy bien armada carta de tapas, tragos, cerveza artesanal propia llamada Cerro Alegre (Brown Ale y Blond Ale), vinos por botellas y por copas, café y pastelería varia y además un menú de desayuno y otro de almuerzo que cambia a diario.
Nosotros vistamos la primera vez el boliche al finalizar el día, llegamos y estaban todas las mesas ocupadas a excepción de una, que para suerte nuestra no estaba reservada, por lo que rápidamente la ocupamos, muy amablemente la garzona nos saludo y ofreció las cartas, nuestra idea era comer algo (tapas o alguna tabla) y acompañar esto con un vino fresco idealmente u otro brebaje, en fin, tran imbuirnos en la musica ambiente la que provenia de un tocadiscos (cuentan con una colección de cerca de 500 Vinilos), nos decidimos por un “Camino a Coquimbo” un plato con 5 suaves tostadas de pan de ajo con queso de cabra frito al orégano sobre tomates deshidratados marinados gustosamente al oliva y merkén (mmmh! lo escribo y se me hace agua la boca), esto acompañado de una copa de Vino, en este caso pedimos un ensamblaje de Carmenere/Syrah, tras deleitarnos con estas exquisiteces, decidimos ir mas allá y probar
unos “Ajíes Rellenos” (Daniela no es amiga de los picantes, yo si, je!) estos consisten en 5 grandes y crujientes mitades de ají verde (en absoluto picante, debido a la maduración en que son elegidos), rellenas con un sabroso ratatouille de verduras y gratinados con queso gauda y acompañados de tostadas con oliva al cilantro creo? (sorry, no recuerdo bien ese detalle), ambos platos o tapas si prefieren ese concepto en un formato que permite el ser compartidos perfectamente tenían un precio de $3.800.- c/u; como les comentábamos antes, a diario publican en la pizarra que esta en la vereda, el menú de almuerzo que tiene un precio de $10.000.- por persona y cambia siempre.
Además cuentan con un Loft/Hostal que incluye desayuno ni más ni menos que en el Vinilo, era que no? La segunda visita la hicimos el último dia que estuvimos en Valparaíso y acá nuestra idea era coronar nuestra estadía en el puerto rematándola con un buen café y algún dulce bocado, por ende, emprendimos la subida por el Cº Alegre y llegamos esta vez acompañados por la luz del sol que fundía el entorno de una calidez encantadora, haciendo los colores mas vivos y ayudando a que la experiencia ya partiera por deleitarnos la vista, además hay una panadería en las cercanías, lo que inunda el aire de un agradable aroma a pan recién horneado, en fin, en esta segunda visita, nuevamente la bienvenida fue con una gran sonrisa y una amable disposición, esta vez tras leer las opciones de café, optamos por un Chocolate Azteca, que es un espeso pero muy suave al gusto chocolate caliente al punto de mousse, con un amable gratinado de chocolate bitter, y naranja (muy muy rico), para mi pedí un capuchino ambos optamos por un Chessecake de Frambuesa (hay mejores, este estaba un poco seco para nuestro gusto) y en este punto habían cerca de 6 o 7 opciones de pasteles, kuchen y tortas para acompañar el café elegido, termine todo rematando con un muy bien servido espresso (publicitado como 100% arábigo).
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