14 días en Uruguay
Además de la invitación de Forlán, la buena carne y el chimichurri, no sabíamos mucho más sobre Uruguay. El objetivo eran descansar y comer rico (en cualquier orden). Y no nos equivocamos.
Lo primero que llama la atención es que por donde mires hay oferta de comida. Tentaciones por todos lados. Se nota (y se huele) que allá se disfruta de la buena mesa con ganas: pastas, chivitos, parrillas, milanesas, heladerías, pastelerías de todo tipo y en todas partes… uf! Estamos en el lugar correcto, pensamos.
Acá les va un resumen de algunas cosas que probamos y que caracterizan la gastronomía uruguaya.
Chivito: no. No es un animalito. Se trata del sándwich-emblema nacional. Consta de un lomo a la plancha con lechuga, queso, tomate, huevo duro, pimentón asado, tocino, mayonesa, todo acompañado con una abundante porción de papas fritas. Eso como base, de ahí la creatividad del cocinero. La versión llamada Chivito canadiense le agrega un huevo frito. También existe la “versión al plato” que a diferencia de lo que uno podría creer no es más liviana y generalmente la presentan como un plato para dos personas (bien hambrientas, diría yo). Las imágenes hablan por si mismas. Lleva lo mismos ingredientes pero se le suma una ensalada rusa (papas, arvejas zanahoria con mayonesa) y todo va sobre una cama de papas fritas. Pasados algunos días terminarán por aburrirse de las “fritas” porque de verdad las sirven con todo, las pidas o no.
Chivito canadiense Chivito al plato para 2 (con harto hambre)
Chiviterías hay por todas partes y un local que siempre encontrarán es uno llamado La Pasiva, donde tienen comida rápida y una famosa mostaza blanca… que personalmente no me gustó, así que si quiere probarla, váyase con calma. La receta incluye vinagre, mostaza en polvo, pimienta, harina y maicena (crudas). También ahi encontrarán este plato tan poco ligth: pollo apanado, jamón, verduritas decorativas, papas fritas y todo coronado por un plátano también apanado, uf! Si que les gusta la fritanga a estos cabros.
Tema aparte son las carnes. Son profesionales de la parrilla. No solo hay muchos cortes diferentes, sino también diferentes productos que complementan la oferta parrillera: pamplonas (arrollado de pollo, vacuno o cerdo con queso, tocino y pimentón en el interior), morcillas dulces y saladas, verduras grilladas, anticuchos, chorizos, papas al plomo (envueltas en alusa), provoletas, etc. Un verdadero espectáculo visitar el Mercado del Puerto en la zona llamada Ciudad Vieja de Montevideo, donde las parrillas no paran y da gusto ver la colorida variedad de productos envueltos en llamas.
Parrillas en el Mercado del Puerto, Montevideo, Uruguay.
Pamplona y morcilla. Mercado del Puerto.
Al igual que en Argentina, la colonia italiana dejó su huella en Uruguay. Muchas y muy buenas pastas frescas. Las salsas que llevan tomate son con tomate triturado de verdad (no esa cosa extraña que comemos en Chile llamada salsa de tomates). Pruebe la salsa caruso, una especie de salsa Alfredo con champiñones otro clásico de los amigos orientales. Las pizzas también marcan presencia de manera importante. Cualquier local por chico que sea tiene (además de la parrilla, tan indispensable como el agua) un horno a leña para las pizzas. Imagínenlas. Nos llamó la atención la abundancia de los ingredientes que les ponen, no se escatima en cantidad, para nada. En las pizzerías se puede encontrar la fainá (tal como en BsAs) una masa de harina de garbanzos que se hornea y se sirve sola o acompañando a las pizzas en su versión básica o con queso, cebolla, tocino, etc. También se prepara la versión dulce rebosada en azúcar.
Muy ricas las pastas en La Ballena, Balneario La Paloma, Uruguay.
Fainá (la venderán en Chile?) no se ve muy linda, pero es muy buena. Pizza y una tablita poca... La primera es de La Fortaleza en La Paloma (picá playera) y la segunda foto es en Rumi, Montevideo (pub ABC1).
Lo dulce. Otra institución. Les ha pasado que van a un bar, se toman una cerveza con una tablita y les ofrecen postre? Allá es así, postres por todos lados, caseros casi siempre. Flan, tortas, budín de pan y mucho dulce de leche. El Chajá es una especie de torta con capas de bizcocho, merengue, crema y duraznos. La Isla Flotante es un merengue horneado que flota en caramelo. Si escucha hablar de “Martín Fierro”, se refieren a un trozo de queso con uno de dulce de membrillo. Se comen juntos y pueden acompañar panqueques o tortas fritas (especie de sopaipilla pero sin zapallo), las que también se comen con dulce de leche o miel. Cualquier panadería luce en sus vitrinas infinidades de mini pastelitos, todos diferentes y muy bien decorados, ¿cómo no querer probarlos todos?
Pastelitos, pastelitos, pastelitos por todas partes. Costa Azul y La Paloma, Uruguay.
Los postres en La Ballena: torta Chajá y flan con dulce de leche. La Paloma.
Para los que no gustan de las mezclas agridulces pueden saltarse esta parte. Todo un descubrimiento para nosotros fue probar una media luna gigante (o croissant) dulce relleno con jamón y queso, levemente tibio. Si le suma un café de grano es el desayuno perfecto. Intentamos replicarlo acá, pero el queso laminado es muuuuy diferente al de allá: con menos sabor, tieso, fomeque... para tristeza nuestra.
Milanesa al pan, Costa Azul.
Almuerzo en la playa: Calzone de cebolla con queso y capresse (tomate, albahaca, mozarella), acompañada de una cerveza o una caipirinha... allá se puede tomar en la playa. Balneario de Costa Azul.
Otra curiosidad para nuestros ojos furon los carritos con comidas al paso: chivitos por supuesto, pizzas, hamburguesas y bebidas. Super equipados, tanto en la ciudad como en la playa, tienen vatios ingredientes para elegir que ponerle a tu sandwich.
Choclos, pepinillos, pimentón, y la mezcla del centro son hongos encurtidos... me traje unos pero aun no los probamos.
Mucho? si.... y muy bueno.
Siempre insisto que más que preferir lo que hay afuera, es bueno conocer para mejorar. Y ciertamente la distancia ayuda a poner las cosas en perspectiva, que de tan cotidianas se nos hacen invisibles...
Lo más destacable: la calidad de los productos, la abundancia en los ingredientes, la importancia que se le da al disfrute de la comida, la conversación y los amigos en torno a una parrilla. La gente es muy amable y muy relajada, a veces demasiado para nuestro neurótico ritmo santiaguino.
Chimichurri casi no lo vimos. Gente tomando mate: todos, de todas las edades. Si en casi todas las fotoa aparece un vaso de cerveza, hágase la idea: en verano se agradece que la sirvan a -4ºC. Se pide por litro y se hace poca.
Definitivamente queremos volver.
Saludos,
P.