Mi experiencia en el Tanaka
Este domingo fuimos a almorzar al Tanaka, restaurante de cocina fusión, una mezcla de nikkei peruano con chinga.
El restaurante tiene una ambientación muy agradable, cero presuntuosa. Se nota que fue una antigua casa del barrio de Alonso de Córdova, refaccionada para ser restaurante. Tiene una agradable terraza trasera, con ventilador para no matarse de calor. Un jardín interior con tragaluz, y una barra extensa de tragos y sushis dividida.
La comida estuvo buena. Pedimos para compartir unos Avocado Rolls con salmón y queso crema, que estaban ricos de sabor pero malos de forma; fueron mal armados y mal cortados, se desarmaban facilmente, pero bue, panadero a sus pasteles. Para comer sushi voy a otros lados.
De segundo pedimos un pollo tailandés, con salsa de maní y coco, acompañado de arroz (que le dicen gohan...), muy rico, muy sabroso y nunca tan pesado como pensé que sería. Mi mamá unos fideos chinos con camarones y verduras, en un pocillo mediano. Ella quedó contenta. Mi papá pidió dos platos: el primero para compartir, unos rolls que en vez de arroz tenían papa, envueltos en palta, rellenos de pulpo y con salsa de aceitunas. Muy curioso, pero rico. Su segundo plato fueron unos camarones envueltos en carne, con arroz. Al principio me tincó cero esto del camarón con churrasco, pero era rico y curiosamente combinaban muy bien.
Acompañamos todo con un Sauvignon Blanc Quintay, y al final un par de café expresso y mi madre un tesito rico. La cuenta salió 55 lucas incluyendo propina.
La comida buena, pero lo único que empañó la experiencia fue el personal. Estábamos sentados cerca de la barra de sushi, y los "sushi chefa garabato limpio conversando entre ellos como si no hubiera nadie. No quiero sonar pacata