Ecléctico (Tobalaba)
Para los que somos del barrio, este boliche debe ser lo más parecido (guardando las proporciones) al Central Perk de Friends. Yo hace rato que lo frecuentaba (tiene el don de la ubicuidad) como lugar obligado de junta regular con amiguis, pero me acabó de conquistar cuando este año lanzaron su menú en formato LP (Long Play), con los tragos y bebestibles varios en la carátula y el menú para el mastique impreso en el disco de vinilo que viene dentro... very cool. Regularmente está lleno de bote a bote, invierno y verano después de las 8pm, por lo que puede ser odioso llegar después de esa hora y tener que sentarse a congelarse en las mesitas de la vereda, esperando que se desocupe algo adentro. Yo creo que una de las razones de este lleno constante, además de una cocina sencilla pero consistente, son los precios; recuerdo una vez haber invitado a dos personas más, cada uno pidió un plato y copete respectivo, y haber salido pagando algo de $15.000... la música siempre entrete y a buen volumen, mesas chicas con sillas un poco aparatosas, pero por sobre todo, harta onda relajada, animada pero sin estridencias. El administrador/cajero es todo un personaje: invariablemente serio y formal (mezcla de Technical Support de Vanilla Sky - por la facha - con Michael de la Femme Nikita - por lo inexpresivo), está siempre callado, alerta y atento hasta el último detalle, con todo bajo control, supervisando a una pequeña tropa de chicos muy jóvenes, a veces medio volados pero casi siempre con una sonrisa al atenderte. Las caras de los parroquianos son más o menos las mismas, muy heterogéneas en cuanto sexo, edad y ocasión de visita (los pololos más melosos al lado de un animado grupo after office). Nunca he preguntado, pero creo que todos los habitués llegamos más o menos con lo mismo en mente: un Master (yo lo pido antes que me pasen el disco-menú, jeje) y algún picoteo abundante para amenizar la conversa. El Master es un pisco sour de proporciones casi sospechosas por lo grande (pedir más de uno puede mandarte bien entonado de vuelta a casita y tenerte al día siguiente bebiendo harto chilean energy drink), afortunadamente muy rico, con harto limón y moderadas cantidades de pisco y azúcar. Los platillos son notables: bien elegidos, simples, ricos y de tamaño justo; los he probado casi todos y sin duda mis favoritos son el amasijo (8 empanadas de 4 tipos a $3.000 y algo, VERY BEST VALUE sobre todo si andas con mucha hambre), las gyosas de cerdo (hay tb de ave y vegetales, con soya y sus respectivos chopsticks), tortillas varias, y las duplas de carne y mediterráneas (bien sopeadas y sabrosas). Los cebiches no son nada del otro mundo (mucha cebolla a veces) pero igual salvan.
En mi humilde opinión, esta joyita es un ejemplo de cómo debiera ser un buen bar de barrio. Y casi ni debería comentarlo, no vaya a ser cosa que después me cueste aún más encontrar mesa...