Damas y caballeros. Otro dato que no lo es tanto.
San Joséde Maipo respira otro aire literalmente. Nuevos hoteles de diseño. Cabañas onderas y otras no tanto. Nuevos restaurantes en el camino de pastas, de pizzas, de carnes, de todo.
San José de Maipo es una larga vitrina natural para matar el ocio de la manera que más te plazca. De hecho, cada ves es más común internarse o quizás alejarse cada vez más de Santiago para disfrutar el aire cordillerano.
Nos internamos tanto que nos olvidamos de los clásicos, especialmente nosotros los jóvenes...?? Porque el Tucán, que está a la entradita no más, en La Obra, sigue siendo tan viejo como bueno. Viejo por la decoración, los mozos y la carta. Mesas y sillas que en los 70 la rompían. Cuando las familias con algo de plata almorzaban con piscina en la tarde. Bueno porque los platos, ricos abundante, van de la mano con la calidez de sus mozos, que muchas veces llega a ser el ingrediente especial que mejora cualquier plato.
Hace poco más de un mes, en un frío y brumoso día de primavera, desde Peñalolén, 4 amigos ciclistas de montaña (nos llamamos los OldBikers), nos fuimos por la precordillera hasta el Tucán en nuestras biciletas. Como lo anunciaba, mucha humedad y frío. Por suerte estaba El Tucán esperándonos con un buen pisco sour, tortilla española y pan calientito. Aún así no era suficiente para calentar el cuerpo. Nuestro mozo, atento y atinado, toma unas brasas de la chimenea, las coloca en un brasero y lo pone debajo de la mesa para calentar las patitas. Hecho! Nos volvió el alma al cuerpo y seguimos con la comilona. Costillar de Cerdo, Papas Fritas, Chivito, más Tinto... en fin. Una buena mezcla de deporte, amistas, buena atención y una carta tan buena como larga. Ese es el Tucán, el que por lo general lo ves a la pasada cuando vas a almorzar.
