Revisitando dos marinos
Hola a todos. La semana pasada me tocó ir a dos muy distintos restaurantes del mar. Les cuento:
Yo era una cliente frecuente del Miraolas antiguo. Cuando abrieron el nuevo, en El Mañío, fuimos (escribí acá) y no habíamos vuelto a ir hasta el jueves pasado.
La vez anterior me senté afuera, así que no conocía el interior. Creo que la decoración se quedó atás, les faltó para que el ambiente fuera acogedor y con estilo. No me queda claro en todo caso que quisieran hacer un restaurant distinto al otro. Las mesas medio apretujadas.
De entrada pedimos unas machas a la parmesana. Blandas pero chicas, correctas, nada del otro mundo. De fondo los dos quisimos lenguado con alcaparras; yo con espárragos y mi pololo con papas con jamón serrano. El pescado en su punto, perfecto, pero debo decir las porciones están bien reducidas de lo que eran. Recomendación: si es con mantequilla negra, pedir que sea poca. Los espárragos daban como pena, 6 esparragos locos medios mustios en un plato. Las papas bien ricas, pero el jamón serrano no eran más que unos chips. En fin, con la calidad de los ingredientes creo que podrían hace mucho más. Entiendo que no es la idea de este restaurant hacer cosas tan sofisticadas; qué bueno, pero las cosas sencillas igual tiene que venir bien presentadas y bien cocinadas.
Donde se cayeron fuerte fue en el servicio... parecia el restaurant de los tres chiflados! dos veces nos llegaron platos ajenos, nos atendieron tres mozos distintos, el agua no llegaba nunca, el vino llegó (demasiado helado para Pinot Noir) después que la entrada, estuvimos un buen rato sin que nadie nos pescara y luego nos tomaron la orden dos veces... era como divertido verlos repartiendo a las otras mesas con los mismos errores. Atentos, eso sí. nada que decir de la actitud.
Postre, un crème brulée pé-si-mo. El azucar de arriba quemada en vez de caramelizada, los huevos cuajados en la mezcla dandole un color grisáceo y una consistencia grumosa. La devolvimos. Vino cobrada en la cuenta pero al indicarlo la sacaron.
El viernes fuimos a La Mar. Yo iba con ganas pero dudosa, porque he sabido ya de 5 personas que se han intoxicado en La Mar. Me pasa además ahí que las entradas me encantan pero de los platos no hay ninguno que me llame, varían mucho en la calidad y me parecen medio pesados.
No teníamos mucha hambre, así que sólo quisimos entradas y tomar un trago. Primero tomamos una copa de champagne (Valdivieso, regular) y para comer pedimos una plancha de camarones y un tiradito al rocoto. Los dos muy ricos, a tiempo. Trajeron un plato distinto al pediro pero lo cambiaron al indicarlo aunque habíamos empezado a comer. De tragos, yo un caipiroska que pudo tener más hielo y limón; mi pololo un mojito moreno (con havana 7 años) como le gustan, bueno. De postre mi pololo quiso un suspiro limeño, que debi decir estaba muy bueno, menos empalagoso que la mayoría, con el justo toque de canela. Volvería feliz, pero más bien a tomar un trago y picotear algo distinto.