Radisson Acqua, Concón

Escrito por: pepa856
F01 Ene 2010
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No puedo partir sin comentar que la arquitectura y decoración de este Hotel y restaurante es una de las más originales, pulcras y bien logradas que he visto en Chile. Remitiéndonos sólo al restaurante, éste goza de un espléndida ubicación con vista panorámica en primera línea sobre las rocas frente al mar (igual que todas las habitaciones), con gratas terrazas en el primer piso y en la azotea (con su respectivo bar); integra muy bien la roca y madera en su construcción y decoración, la cual se caracteriza por la predominancia de unos modernos rojo y negro, además de enchape de rocas también en el interior. Pero bueno, vamos a la carta. Como almorcé y cené, tuve la oportunidad de probar varias cosillas, partiendo por la cena, donde pedí de entrada Arrollado de Salmón con Queso parmesano y compota de tomates, que estaba muy rica pero muy chica, apenas tres bocados de un sabroso arrollado de salmón coronado por un sombrero de palta; la compota de tomates estaba exquisita. Luego de plato de fondo, Filete de corvina sobre Paella especial del chef, la cual realmente estaba deliciosa. Buen punto de cocción y condimentos en la corvina, la cual venía sentada sobre una paella exquisita con ostiones, camarones y choricillo. De todo mi gusto. Postre no pedí, estaba más que ok con lo anterior. De la carta de vinos, pedimos un Sauvignon Blanc EQ 2007 de Matetic, que estaba muy bien, con una intensidad aromática algo disminuída comparado a lo que probé recién salida esta cosecha. El segundo vino (lo se, estuvo regada la cosa) fue un Sutil Limited Release Sauvignon Blanc 2008 de Limarí, que encontré bastante más tenue en nariz que la versión 2007, pero sí con esa marcada nota mineral que otorgan los suelos calcáreos de Ovalle; aún así tiene gran frescor y elegancia. El día siguiente al almuerzo, pedí de entrada un tremendo acierto, Camarones en panko con sesamo y salsa agridulce, seis camarones cada uno en una brocheta, que estaban increíbles, crocantes, frescos, con sésamo, y la salsa era una delicia para quienes gustamos de las mezclas salado-agridulce. De plato de fondo, un Congrio dorado grillé con finas hierbas y samosas de berenjena, que no estaba tan espectacular como sonaba; la textura del congrio estaba demasiado firme, poco tierna, y la compañía de las hierbas y samosa como que no pegaba mucho para mi gusto. Debe haber sido el plato más débil de los que probé, aunque todo, pescados y mariscos, estaba fresquísimo y de presentación impecable. El vino elegido fue un Amayna Sauvignon Blanc 2008, que no me gustó mucho ya que tiene la madera muy presente aunque su concentración y textura en boca es notable. Un punto a mejorar es la puesta en escena de las mesas, ya que en una ocasión nos sentamos y no habían servilletas. Lo otro es el servicio, que si bien fue muy atento, fue algo lento y poco proactivo (había un alérgico a la palta, lo cual fue avisado, y al llegar su entrada ésta tenía palta). Aún así, un lugar para volver cada vez que me encuentre en la zona. Para los precio, ver acá.

Saludos

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Pepa

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