Periplo veraniego
Con fin de año extra-large, aproveché de darme un mini tour por algunos boliches de la V región. En Valpo, uno de mis restaurantes favoritos es La Concepción, por lo acertado de la carta, su buena lista de vinos, linda vista y precio adecuado (picá no es, ta claro...). Yo recomendaría especialmente un plato que es una de las cosas más ricas que he comido, corvina al vapor sobre lasaña de berenjenas... además de rica es bastante liviana, bien sazonada y condimentada. Un lugar que hace rato tenía curiosidad de probar era el San Marco; siendo tan tradicional tenía un poco de prejuicio en cuanto a su propuesta, pero definitivamente cumple con las expectativas de comida italiana de calidad, a precio moderado. La carta de vinos es TREMENDA, una siempre grata sorpresa, y sus ñoquis son de vicio, aunque lo realmente notable es la calidad del servicio, donde claramente se nota el oficio de los mozos quienes despliegan una atención impecable. Un lugar que me dejó con sentimientos encontrados fue el Enjoy del Mar: mientras las sopas y rolls estuvieron bastante bien, acá me han servido la PEOR VAINA de mi vida!!! En lugar de decir que no tienen por el problema del huevo, reemplazan éste por CREMA CHANTILLY!!!, que aparece flotando en la copa en pequeños grumos... IMPRESENTABLE!!!
Ya de regreso en Santiago, no puedo más que seguir agradeciendo la bendita Selección Nacional del Ecléctico (ta wena Pancho!)... en cuanto a que sólo hay una pastelera y un cebiche, con mi partner no tenemos problema en la repartija, yo le dejo el cebiche y me quedo con la pastelera y los rolls de polenta (no le gustan, jejejeje). Cerca de ahí, por Sánchez Fontecilla, los rolls del Sake siguen siendo un imbatible del sector, tanto para comer ahí mismo como para llevar. Bajando a Providencia, el otro día aterricé en el pasaje Orrego Luco, no por dancing esta vez (Subterráneo), sólo conversa, creo que el primer boliche entrando a la derecha se llama Ambar, con happy hour all-night-long; salvan harto sus mojitos y un plato GIGANTE de papas fritas semicaseras, aunque los shows de algunos pasados de copas pueden ser bien patéticos... en fin. Siguiendo por Ñuñoa, el UVA sigue sólido, ricas ensaladas, buenos camarones al pil pil y ricos tragos, aunque la carta de vino está bastante fome (Comercial Peumo se tomó este boliche), y de lo que salva, poca o ninguna botella disponible, mal ahí. Yendo hacia al sur, en Rancagua, no puedo dejar de alabar el Alicura... SE PASÓ! Puesta en escena y servicio impecables (el mozo que nos tocó, fuera de serie, world class!), de entrada un picoteo que incluía desde tres chupes (loco, camarón y jaiba), hasta brochetas de camarones (gigantes) y mini anticuchos de wayú, con salsas increíbles, muy rico. Luego unas pastas frescas que fueron acompañadas de queso recién rayado en tiritas laras y tiernas, una exquisitez, fresquísimo! El postre fue realmente memorable, un helado de frutos secos con una crema similar al creme brulé, todo en medio de una bella maraña de caramelo... el vino escogido fue un Riesling de Cousiño Macul, impecable. Terminamos la cena recorriendo la cava muy bien diseñada, surtida y a temperatura correcta. $45.000 antes de propina.
En fin, ganas me han dado a veces de probar boliches nuevos, pero me dan susto algunos en "marcha blanca