Para ir en Copiapó un domingo
Es primera vez que me animo a escribir en cualquier comunidad virtual... pese a eso, soy un seguidos desde hace bastante tiempo de este blog, que me ayuda a tomar decisiones al momento de elegir un lugar donde salir a comer.
Por razones de trabajo estoy radicado en Copiapó. Este día domingo quería encontrar un lugar donde poder almorzar solo leyendo el diario y ojalá en un lugar al aire libre. Dando varias vueltas por la cuidad (que no es un manantial de ofertas gastronómicas, y con precios no menos elevados), di con un local hacia el sur de la ciudad que se presentaba como un centro de eventos, pero en una tímida pizarra se anotaba que hoy se ofrecián corderos y chanchos al palo y/o al horno de barro.
Con mi Mercurio bajo el brazo me dejé seducir por esta opción, aunque la publicidad que se entregaba por fuera no era como para atraer a cualquiera, sino que solamente a alguien que estaba buscando algo y con lo pococ que mostraban, sintió curiosidad.
Me encontré con este lugar, pensado, como dije anteriormente, para funcionar normalmente como un centro de eventos. Pero este último tiempo han estado abriendo los domingo para atender a público general.
Entrando me encuentro con un espacio bastante amplio para estacionar, y después de eso una generosa y segura piscina. Después estaban dispuestas una serie de mesas (tipo matrimonio, para unas 8 personas con buena infraestructura) bajo toldos para capear el calor que ya está cayendo sobre la zona.
La carta no es muy variada pues, dicho está, recién están abriendo a público. Pero tenían su fuerte en platos parrilleros al palo y a un generoso y bien edificado horno de barro. Pregunté al maestro parrillero qué plato estaba mejor el día de hoy, y me recomendó el costillar de chancho, que, según sus palabras se cortaba con el tenedor y un pedazo de pan. Claramente siempre sigo las recomendaciones de quien prepara las cosas, así es que pedí eso y un acompañamiento de ensaladas surtidas, que no consistía en lechuga, tomate y palta acompañado de verduras descongeladas, sino que venía con huevo duro, unas buenas aceitunas, y todo muy fresco. Y no me defraudaron: efectivamente el chancho tenía una muy buena contextura, crujiente por su exterior, y muy blando en general. Tal como lo había predicho el maestro. Fue una muy grata experiencia, que esperé probando unos ricos panes amasados con pebre y una original preparación de ajíes escabechados, junto con un pisco sour que si bien no estaba en la carta, acompañó bien mi espera.
En general muy bien atendido y con cosas que se pueden mejorar mucho en el sentido de ofrecer más cosas, no porque lo actual sea mal presentado. La carta debiera ser más amplia y tener menú de niños, si se puede potenciar el lugar como el almuerzo dominical para las familias de la zona. También, y en ese mismo sentido, se puede potenciar esta característica instalando juegos infantiles y un salvavidas para la piscina, de buen tamaño, que se puede usar sin pagar un sobreprecio.
En fin, por aproximadamente $13.000 tuve un muy buen almuerzo de domingo, con buen pisco sour, costillar con ensalada, una copa de vino, un bajativo (vodka tónica que aunque no estaba en la carta, igual me lo consiguieron) y un café (no era de grano, pero me imagino que pueden innovar en el futuro) que me dejó muy contento. Espero que el lugar siga avanzando en su intención de constituir un buen lugar para la familia, pues tienen espacio y las ganas de hacerlo. Ojo con el horno de barro, puede dar muchas y gratas sorpresas.
El nombre del lugar es Tierra Nuestra, Centro de eventos. Copayapu 3358, Copiapó. T: 221113.