Me gustó el Baco
Este domingo fuimos a almorzar al restaurante Baco de Nueva de Lyon.
Nunca habíamos ido y la verdad es que, a pesar de algunos contratiempos, fue bastante agradable. Para empezar nos acompañó un buen día, y aunque los ventiladores eran apenas suficientes para el calor que empezaba a acumularse, el ambiente abierto, con grandes ventanales y linda vista hacia una terraza entre las calles lyon y Santa Magdalena, hizo del calor del domingo, algo completamente soportable.
Pedimos la Cassoulet, que consiste en un guiso-sopa de porotos pallares, carne de pato, longanizas y grasa de pato, así tal cual. Es un plato contundente, y a pesar de no ser la mejor opción para un día primaveral, no estaba malo. Eso sí, como crítica constructiva puedo decir que los porotos burros no reemplazarán jamás los pallares, y que encontrarse un hueso entero de pato no fue tan agradable, pero si soportable, pero encontrar un picadillo de huesos fue bastante molesto.
Otro plato que llegó a nuestra mesa fue el de los Huevos pochados florentín, que es el huevo pochado, sobre espinacas con crema y una tostada crocante. El plato era rico, aunque más bien para puristas; a mí parecer, a la espinaca le faltaba una friturita que la hiciera más sabrosa (quizás hubiera sido un plato más pesado, eso sí).
Rescatamos una rica crema de tomates, que parecía enorme pero el plato engañaba, y un buen Strogonoff con arroz.
La gran gracia que nos llevó al Baco es que, como gran novedad (muy, muy agradecidos), los vinos no son excesivamente caros, y el precio de las copas es directamente proporcional al precio de la botella completa. Gracias a eso disfrutamos de un buen Montes Alpha Cabernet Sauvignon por $12.000 (¡BARATO!).
Cuenta final: $41.000 sin incluir la propina. Buen restaurante, me quedaron hartas ganas de volver, ya que muchos platos me tincaron. Buena ubicación y rico para un almuerzo en estos días que por fin dan ganas de dejar la casa.
Restaurante Baco, Nueva de Lyon 113.