Manuel Montt
Fuimos en busca de un lugar tranquilo donde tomar un trago y comer algo rico... Nos encaminamos al Fraterno, pero como el primer piso estaba con un cumpleaños y el segundo no se caracteriza por su ambiente acogedor... fuimos ilusionados en busca de algo interesante por MMontt.
Por curiosidad entramos al Acinonyx... sí, el local de letras naranjas y nombre irrepetible...
Contrariamente a lo que nos contaron en la entrada, la carta de tablas era extremadamente escasa. Casi inexistente. Resignados, elegimos una de pollo, carne y camarones con salsas... y consultamos por una tabla especial de verduras que al entrar nos aseguraron nos podían preparar.
Mientras llegaba la respuesta y la otra era preparada, nos sirvieron el vino y a pesar de los esfuerzos del garzón por descorcharlo con la parafernalia correspondiente... dejó todo salpicado y lo peor de todo hizo como que aquí no pasó nada, retirándose para no volver jamás.
Luego de mucho rato y sin una respuesta, consultamos por la tabla de verduras... y con cara de pregunta, el garzón fue a consultar para finalmente responder que en la cocina no había verduras (!) En fin, se pidió un cebiche ya que era la única alterntiva al menú carnívoro.
Al llegar la tabla, además del tamaño más reducido del esperado... no tenía sal! y los sabores no tenían absolutamente nada interesante.
A pesar de que el local es amplio y cómodo, tienen serios problemas con el servicio. La música tampoco fue muy afortunada ya que el sonido era pésimo llegando a ser molesto.
Fome. No volvería. Otro punto menos para Mmontt.