espero les guste
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La realidad me lastima, por eso intento escribir"
Una mesa, unos cuantos platos, necesariamente sillas; entre días laborales: arroz, menestras y legumbres; los fines de semana tal vez algo especial: pasta, lasagna o comida criolla. Comer es la rutina de todos los días unos los disfrutan más que otros, pero siempre cumple su cometido: sobrevivir. De beber depende si hay limones, naranjas u otras frutas; se exprimen y se calma la sed, si hay sencillo una gaseosa, si está picado alguien un par de cervezas, si vives en un lugar confortable, tienes auto, dinero y una pareja encantadora la mejor opción vino y si quieres sentar a alguien en su silla borracho no hay como el whisky. Comer y beber son las constantes energéticas placenteras y en cierto caso acosador, en un entorno que te lo niega. La vida no puede transcurrir sin ellas; todos los días las verás; te sentarás en la mesa de tu comedor; en un restaurante, parado en una carreta ambulante, en un callejón, en tu habitación y los tomarás como una droga, el estupefaciente de la vida corporal de la que dependerás y no podrás refutar durante toda tu existencia.
Solo detente un minuto, mientras estés en el ritual cotidiano de la mesa; y degusta el placer de comer, del sabor amargo y placentero que te entrega el alimentarte del alma de la rabia y el odio, degusta el placer de la existencia, de tu existencia de restaurantes y vinos en botellas. Siéntate y come, escribe sobre tu mejor restaurante italiano, no se olviden especificar si el angeloti es bueno. Pero solo recuerda que es una droga para sobrevivir este infierno