El loco de los pobres y de mas alla del horizonte
Ayer, pasando por Placilla de Peñuelas (Valparaiso), rumbo a una junta, me puse a mirar al costado de la carretera, alli observo como descargan un Jibia desde un camion a una planta pesquera.
Este calamar gigante, que así lo avala su nombre científico (Dossidiscus Gigas), ha sido una especie de opresor a nuestros paladares ya que, es una verdadera maquina asesina y un gran depredador que habita nuestras aguas hace ya un poco mas de diez años.
Por mucho tiempo, los pescadores no supieron como lidiar con este espécimen ya que, rompía las redes y literalmente “atacaban” la labor de este. Con el tiempo supieron convivir y hace ya unos cuantos años, se explota considerablemente para satisfacer una alta demanda por este producto.
Si bien el mercado nacional, no da tregua y cabida por este producto, de a poco se ha introducido pero, la realidad abunda en el mercado asiático. A diferencia de los pescados, la jibia como producto, tiene un excelente rendimiento. En caso de filete, ronda por el 85%. El ramal o tentáculos, 77% y la aleta de jibia, 98%.
Los desperdicios de las plantas que procesan el producto, son varias veces comprados por marcas que producen alimentos para mascotas. Lo más común es encontrar el cartílago de jibia el cual se les da a las aves pequeñas. Otro punto donde termina es en el pellet de perro y gato con sabor a pescado.
Cuando los botes arriban a los muelles y caletas, cerca de las seis de la mañana, esperan impacientes los camiones en donde pesan y luego suben la carga. Cada proveedor tiene sus lanchas asignadas y entre ellos se “levantan” botes ya sea por el precio, el pago oportuno o el nombre y fama del proveedor. Tras negociar los precios, comienza la batalla de verdad. Este debe comenzar a ofrecer a las plantas mediante el celular el producto que posee. Mas que mal, debe construir su margen de ganancias y llevar la carga rápido hasta la planta procesadora de destino.
Los camiones llegan desde las nueve de la mañana hasta el mediodía.
En la planta, el jefe dispone de cuanto personal requerirá. Vale decir, cuantos “fileteros” tendrá que según la carga diaria. Estas personas se les pagan a trato por la cantidad de kilos que procesan. Tras terminar de filetear y formar los filetes de jibia, estos se meten a un molde y luego es congelado en un túnel de frío por mas de 8 horas es decir, toda la noche. A la mañana siguiente, los bloques de
Luego del empaque este es enviado a las cámaras de frío donde se conserva a
Vía marítima parten los productos rumbo a Asia. Sea chino, coreano o japonés, el puerto de destino rara vez esta en la misma nación sino en alguna otra entre las que destacan Tailandia, Indonesia y Filipinas. Todo esto pasa por el tema del valor de la mano de obra e impuestos.
El producto es allí trasladado a unas Mega Factorías donde usan de materia prima el producto que salio de acá. Elaborando toda clase de productos y sabores en base a esta. Lo más común es ver Jibia con sabor a papas o como un snack normal de maquina. En muchos casos, la jibia la toman como calamar de baja gama al igual que acá hacen con el Atún que en realidad es Caballa (la prima mas lejana del atún). También están las anillas o los “Steaks condimentados, otras de las preparaciones comunes.
Tras todo esto, recién arriba al país consumidor. Listo para estar en las estanterías, al alcance del cliente.
Nota: Ayer en una conversa en la tarde, me preguntaron acerca de lo mas exótico que había comido. Tras terminar con este escrito, recordé que era lo que mas escapaba de mi lógica, un alfajor de malva de jibia relleno con una salsa agridulce oscura con olor a hierbas y cubierta en una cobertura con sabor a chocolate. Al probarlos, me parecieron bastante buenos y al pasar unos tres ya por mi paladar, mi anfitrión coreano, me dice que eran realmente.
En Corea, Suzuki se pronuncia Suyiuki ;)