Desilusión de los dioses
El domingo pasado fuimos en familia a la Esquina de Dioses en Bellavista. Había escuchado mucho sobre el boliche del famoso chef peruano y hacia mucho tiempo que queria ir. Cuento corto, llegamos temprano, pedimos entradas y pisco sour mientras yo les explicaba a marido e hija preadolescente que este era "el" peruano que nos faltaba visitar (somos adictos, hay que decirlo).
Desde el principio me llamo la atención que estaba muy desordenada la distribución de las mesas, a medida que llegaba gente, ponían y sacaban sillas a diestra y siniestra. Poco profesional, pensé, pero la comida nos hará olvidar este y otros detalles molestos como el barman que cada 10 minutos le da a la juguera para hacer pisco sour con un ruido que dejaba mudos a los comensales.
Paciencia, me dije, es la consigna. Pero cuando se demoran 1 hora para traer los platos de fondo (con reloj, no miento) claramente la paciencia se pierde e inevitablemente una se cabrea. Hicimos ver nuestro malestar al mozo, quien tenía aire de que no le importaron mucho nuestras quejas (estará acostumbrado,pensé) y salimos sin siquiera pensar en pedir postre.
Que paso con Dioses? me pregunte mirando al cielo decepcionada, mientras trataba de explicar lo inexplicable al marido y la preadolescente escéptica que me increparon diciendo que los platos tampoco habían valido la espera. Y tenían razón.
Quiso el destino que esa misma tarde de domingo agarre el Wiken del viernes que no había leído. La critica, oh my God, era fantástica. Habremos ido al mismo restaurante que el critico del Wiken, pensé o los dioses del Olimpo me jugaron a mi una muy mala pasada? Seré yo señor?
La reivindicacion de la deidad peruana se daria en la misma nota del Wiken que explicaba que Dioses ya no es el dueño del boliche porque se hizo cargo el restaurant de pescados del Costanera Center (que tiene un pescado frito de rechupete). Esa fue la redención de Dioses. Que dios perdone al nuevo dueño.