Como olvidarnos de Monte Carlo y 5 horas disfrutando la Buena Vida

Escrito por: sergio concha
F03 Dic 2011
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Puede parecer un poco cursi, pero esta cena no la olvidaremos nunca, no sólo por la comida, la atención o el lugar. Después de mucho esperar en septiembre de este año nos fuimos con Rebeca, mi mujer, a Europa y uno de los lugares que visitamos fue Monte Carlo. Llegamos en auto y cuando vimos la ciudad desde la altura, ya nos maravilló. Es cierto que hay mucha plata, pero eso de los cuentos de hadas como que se respira. 

Como el lugar y la ocasión eran especiales, hicimos muchas cosas que quizás haremos solamente una vez en la vida y una de ellas fue ir a cenar al restaurante MAS CARO en que jamás haya estado. Pero, ¿saben qué?, en realidad, al final fue lo de menos (aunque todavía lo estoy pagando :-)...).

Desde el comienzo fue una experiencia sublime...nosotros llegamos caminando y nos recibieron como reyes. Yo había hecho reserva por internet y con los datos que me solicitaron, sabían que éramos de Chile, por lo que nos recibió alguien que hablaba español. Nos acomodaron en una recepción mientras daban los últimos detalles a nuestra mesa. Nos sirvieron unos bocadillos y nos ofrecieron aperitivos. Cuando la mesa estaba lista, nos llevaron 3 personas, la recepcionista, el Maitre y quien sería nuestro Garzón principal. Una vez en la mesa, nos explicaron en español las opciones. Nos costó decidir, así que finalmente optamos por un menú degustación y el correspondiente maridaje para todos los "tiempos" del menú. Aaahhh, a Rebeca  le acomodaron una especie de piso especial para poner la cartera y tenerla siempre a mano.

Antes de comenzar, nos ofrecieron un pre-menú y una copa de Champagne (espumante de Champagne). 

Estuvimos casi 5 horas, comimos: langostinos, camarones, huevos con trufas de Alba, pulpo, rana, foie gras, cordero, codorniz, ternera, ostiones, ostras, langosta y postres de ensueño...todo en pequeñas porciones y además, con buen vino: riesling, chardonnay, tempranillo, pinot noir, cabernet sauvignon, etc.

En todo momento, el Garzón, el sommelier, el encargado del pan, de la mantequilla, de los cubiertos, etc. atentos a cualquiera de nuestros requerimientos, pero sin incomodarte. La mantequilla no venía en un pote, sino que el encargado de la mantequilla llegaba con una enorme montaña de ésta (vean la foto que adjunto) y con una paleta la untaba para que quedara en nuestro plato lo más suave posible. En cada tiempo nos cambiaban cubiertos, servilleta (si estaba manchada), nos ofrecían el vino y nos explicaban cada plato, además, nos indicaban de qué modo comerlo para obtener la mejor experiencia en olores, textura y sabor. Además, con panes de todo tipo (a mi me encanta el pan y era una pena no probarlos todos).

Bueno, como todo en la Buena Vida, la cena llegó a su fin. Hasta para pagar la cuenta fue especial, porque lo hacen de tal modo que tus invitados (en este caso mi mujer) no le presten atención a esto. Mientras yo pagaba, le entregaron una bolsa con presentes del restaurante, que incluían un queque que estuvimos comiendo los dos días siguientes mientras seguíamos nuestro viaje por la Costa Azul.

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Sergio Concha

Comentarios:

Me encanto saber que ha experimentado el buen servicio europeo, lastima que la foto no salio, me imagino que se sorprendio con el servicio......toda una experiencia....aparte del precio, es impagable...le queria consultar si tuvo una experiencia similar en servicio en Francia (si es que estuvo alli), pues yo estoy planeando un viaje y pasare por Paris....si tuviese algun dato se lo agradeceria. Gracias

Hola, gracias por el comentario. Creo que en Francia en realidad el servicio no está dentro de sus fuertes, pero yo he tenido buenas experiencias. En particular, trate de ir a restaurantes pequeños. Cerca de los jardines de Luxemburgo, en la calle que da al Panteón hay muchos y buenos.

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