Chiringuito en Zapallar
Hace un par de fin de semana tuvimos la oportunidad de conocer el Chiringuito en Zapallar. La ubicación de este pequeño pero cómodo restaurant es envidiable, con una vista que puede llevar a más de alguno a perderse en el horizonte.
La carta, si bien bastante limitada, es correcta y tiene en general lo que se podría esperar de un restaurant cuyo foco son los pescados y mariscos. En ese sentido, es admirable que el restaurant explote una carta donde lo que se destaca es el sabor natural de los productos, no intentando exagerar en su elaboración o agregados, lo cual se agradece. En mi opinión, los productos del mar en general se disfrutan mucho mejor en su condición natural, por sobre las elaboradas preparaciones se pudieran hacer con los mismos.
Dado que al llegar tuvimos que esperar (habíamos reservado una mesa para 4 en el interior pero por alguna razón nos estaban esperando con una para 2 en la terraza), decidimos tomar un trago en la barra. La atención fue rápida y los tragos bien preparados, aunque como por ahí se señala en otra reseña, las copas estaban particularmente heladas, lo cual es ideal para un día de verano pero quizás no lo mejor para un día de invierno.
Una vez sentados, pudimos ordenar y debo decir que si bien las entradas eran correctas, no estaban al nivel de otros restaurants comparables. Los platos principales, si mal no recuerdo, fueron un congrio frito con puré y salsa de mariscos, un caldillo de congrio, un pastel de jaiba y un lenguado a la mantequilla. En si los platos de fondo estaban bien logrados y fueron un agrado.
Finalmente, la atención constituye el único problema que tuvimos, ya que si bien la atención en la barra fue excelente, la atención a la mesa fue bastante poco cordial. Llama la atención que se ofrezca con tanto empeño un jardín de maricos, que en su versión original tendría camarones, machas, ostiones, choritos, jaiba y locos, cuando el restaurant no tenía locos, machas ni jaiba. En concreto, estaban tratando de vender un jardín de mariscos de ostiones, choritos y camarones. A más ahondar, fue particularmente decepcionante el trato despectivo de quien nos atendió cuando se le pedía explicar la carta (los comensales éramos 1 chileno, 1 español y 2 norteamericanas por lo cual se espera que quien atiende la mesa sea capaz de explicar que es un pastel de centolla o que platos recomienda). Para coronar el servicio, quien nos atendió tomó mal la orden y al traer un jugo incorrecto y hacérselo ver, trató de traspasar la responsabilidad a uno de los comensales… difícilmente el nivel de atención y cortesía del servicio que se espera en un restaurant de este tipo.
Conclusión: gran ubicación, buena barra, buena comida pero una pésima atención… al menos el día en que nosotros fuimos.