Mi caramelito y yo somos muy fanáticos de la buena mesa conversada, del vino chileno y del picoteo. Una buena ocasión sería celebrar nuestra primera cena en nuestra futura casita chiquitita así, en algún buen barrio de la capital.
La verdad es que agradeceríamos la presencia de cualquier chef, pero en lo que nos fijaríamos desde un principio sería su calidez. Alguien que cocina por que tiene que hacerlo, no lo hace tan bien. Una buena química para empezar la cena, luego un picoteo marino, con tostaditas de locos mayo y carpaccio de pulpo. Un limpia boca o como se llame de helado de pepino. De entrada principal, un ceviche de blanquillo y salmón, camarones y ostiones, cargado a la cebolla morada, al pimentón y al cilantro, y con una pasadita poca de ají. Otro limpia boca porque merece. Como plato principal, celebraríamos con un buen solomillo de chancho, tierno, jugoso y bien condimentado, con verduritas varias y un puré rustico y picante al merquén. Limpia boca doble. Finalmente, y como no soy tan buena pal dulce, algo para mi primor, una torta de milhojas de autor, con manjar casero de la zona central y milhoja fresquita. Finalmente una tacita de café estilo ristretto, que deja con ganas pero que es justo en su medida y sabor.
Y después, nuestro chef se retira, nos despedimos de abrazo, y nosotros a regalonear con guatita llena y corazón contento.
Saludos,
F
