Cebichería Constitución
A veces reviso LBV para buscar alguna recomendación, Tip o comentario que me ayude a decidir o imaginar un lugar donde me gustaría ir. Como casi todos, creo yo. Pocas veces he escrito comentarios, porque no me siento un crítico con propiedad, sino más bien una persona común y corriente. Y sin embargo, hoy me di el trabajo y el tiempo para escribir una mala critica de un lugar. Eso debe decir algo... Se me había olvidado hasta la clave e hice varias combinaciones hasta que di con ella, sólo para describir una mala experiencia en un restaurant. Y es que la Cevicheria Constitución, en el Patio Bellavista, vale el esfuerzo.
Con esa introducción, paso a aclarar que no me hicieron nada, me atendieron bien, pero el lugar no cumplió en lo absoluto mis expectativas y eso que no eran muy altas.
Llegamos con mi señora a la hora de almuerzo, dia jueves, buscando algo fresco para un día de Enero. Nos pareció atractiva la idea del ceviche. Nos acomodamos en un lugar bonito, bien ambientado. Música agradable y temática, preocupada. Una terraza con varios y grandes ventiladores que prometen contener el calor veraniego. No pasa mucho rato y un mozo nos trae la carta. Una carta prometedora; no pretenciosa. No tiene una gran variedad de platos; precios razonables. Todo bien, no? Dejé de lado mi idea original del cebiche y pedí un salteado de tallarines con pollo, carne y camarón, mientras que mi señora pidió un ají de gallina. Nada podía salir mal. Pedí una coca cola zero y mi señora una sprite zero. Mi experiencia se empezó a desmoronar conula llegada de una lata minúscula (250cc) de la bebida. Posteriormente miré qué había pedido la persona de la mesa de al lado y vi que le trajeron un cebiche que "desaparecía" en el plato, por lo pequeño. Como soy mirón, vi que se lo devoró en pocas cucharadas y pensé "que bueno que no pedí eso o habría quedado con hambre". No me puedo pronunciar del sabor, pero confirmé mi impresión cuando el sujeto en cuestión se terminó el pan de la mesa, untándalo en los restos de su plato.
Posteriormente trajeron nuestros platos. El mío tenía una presentación discreta, buena cantidad sin embargo, algo desordenada, pero nuevamente nada de pretencioso. Entre los tallarines se veían algunos camarones, de buen tamaño, no muchos. Mi primera impresifalla paladar es que le faltaba un sabrozón. No estaban malos, pero no me impresionaron. Comer tallarines no tiene que ser una gran experiencia en este contexto, pero habría agradecido un poco más de mano peruana. Unos cuantos bocados después me di cuenta que algo en el plato, en algún momento perdió su cadena de frío. Nunca supe si fue la carne o los camarones, pero sin estar descompuesto, algo no me dejó un buen sabor. No tenía tiempo ni ganas de reclamar, ni siquiera le hice el comentario a mi señora, para no arruinar nuestro almuerzo, pero no me gustó y no me lo comí todo. Bueno, al menos ella... "Como está tu plato?" Pregunté. "Malo" me dijo. Sin molestia, pero con una sensación similar a la mía. El plato estaba recalentado, el arroz seco y duro, al igual que las papas. "Pedimos que te lo cambien?