Carrosuel

Reconozco que he ido poco a este restaurante considerando su gran calidad.

Muy bien ubicado, fácil de llegar, cuenta con estacionamientos suficientes.

El local está increíbelemente diseñado y distribuido, como para olvidarse del lugar de Santiago en el que se está. Su decoración es clásica, sobria, tal vez un poco pasada de moda (discutible, lo acepto).

Creo que el gran valor de este restaurante es su definición, es un restaurante clásico francés, y se nota en cada detalle, y se agradece.

El servicio es de primera, los garzones muy experimentados, realizan su labor con la sobriedad necesaria que los hace pasar inadvertidos, a pesar de que por ejemplo, plaquean los platos... costumbre casi olvidada en Chile.

Aperitivo recuerdo haber probado un kir royal, bueno , generoso, en su justa medida.

Como entrada, se destacan los productos del mar, preparados a la buena e inteligente manera francesa, resultan ser platos que valen por si sólos. Recomendables los erizos, angúlas.

De fondo, sólo he probado platos tradicionales de este gran restaurante, carnes de vacuno acompañados de salsas maravillosamente bien construidas. Mi señora se atrevió con caracoles (yo no !!!), dijo haber probado una de las mejores preparaciones dentro de su back up culinario.

Los postres, están los clásicos franceses, todos muy pero muy buenos... como siempre probé el creme brulée... sencillamente maravilloso. Pamela ordenó un crepes, excelente !!

Buen cafe para finalizar esta experiencia culinaria del mas alto nivel en Santiago.

Un gran restaurante, felizmente clásico....

Precio promedio: caro, pero vale tremendamente la pena
Recomendado para: quedar como rey frente a cualquiera que aprecie la buena mesa y el buen servicio.