Caleta Lastarria... aprobada con distinción.
Paseando el Domingo por las cercanías de la plaza Mulato Gil de Castro, decidimos quedarnos a almorzar aprovechando la oferta disponible. Pese a que teníamos referencia de otros dos lugares, nos atrevimos con una tercera opción, desconocida para nosotros: la Caleta Lastarria. Primero nos atrajo la preciosa casa que lo alberga, en la esquina de Villavicencio y J.V. Lastarria. Una casona de fuerte personalidad, restaurada con gusto y bien vestida en su interior. La Caleta ocupa un espacioso y subterráneo, amplio, luminoso y bien decorado, que hace sentirse bien al comensal e invita a quedarse. En un minuto nos atiende su dueño, Cristián, quien junto a su equipo sólo confirman lo que la arquitectura y el diseño de la Caleta ya nos decían. Con una recepción grata y amistosa, nos rendimos fácilmente y nos quedamos, para en pocos minutos estar frente al "cebiche del chef