Borago, increible!!!
Despues de unos meses fuera de Chile, lo primero que hize fue ir a comer al Borago, habia leido muchisimo sobre este nuevo local y su cocina.
Invité a mis papas, siempre con la idea de probar el menú degustación.
Decidimos ir un día jueves, al no poder comunicarme por telefono, usamos la reserva por internet, un poco desconfiado por malas experiencias en otros locales. A la media hora me llama una persona muy atenta para confirmar mi reserva y preguntar si tenía problemas en que fuera media hora despues, en su momento no entendí bien porque, pero no tuve ningun problema con cambiar la hora.
Al entrar al local, lo primero que me llamó la atención fue la sobriedad de este, ningun tipo de parafernalia design o el "minimalishmo" (ashi shuper loco) que les gusta tanto ahora....
Los mozos, que más que garzones son verdaderos anfitriones, impecablemente vestidos con traje y corbata, la cocina a la vista con un ejercito de chefs en su interior y el sous chef (el chef no estaba ese dia nos explicarian mas tarde) siempre con un ojo pendiente en el comedor.
Mi viejo y yo estabamos 100% decididos por el menu degustación; mi mamá cero, el problema es que toda la mesa tiene que pedir el menu, no por mala onda, sino que para que el que no lo comiera no se quedara esperando por largo rato viendo como los otros comian. Explicamos que en verdad queriamos el menu, y que a mi santa madre no le importaba esperar.
No voy a entrar en detalles de los platos en cuestion, para no arruinar la sorpresa, pero puedo decir que cada uno de ellos estaba pensado hasta en el más minimo detalle, desde el plato en donde era servido, hasta la explicación que se daba de cada uno de ellos, pasando por los olores y sabores de cada uno de sus componentes. Creo que este es uno de los pocos locales que he ido en que se presta tanta atencion al tema del olfato en la comida, La atención increible, dedicada y con conocimientos de lo que se estaba sirviendo, entre cada plato se cambian cubiertos y se rellenaba la copa de agua y vino.
La sobriedad del local se debe a que lo más importante es la comida y no hay nada que pueda desviar la atención de los comensales.
La espera entre plato y plato da la oportunidad de comentar como cabros chicos lo que fue el anterior y lo que esperamos del proximo. Estuvimos casi 3 horas sentados en el local, las cuales pasaron volando, disfrutando de un buen vino y poniendonos al dia sobre muchos temas.
Hasta el más minimo detalle es considerado, despues me di cuenta que el cambio de hora de mi reserva se debia a que poco antes que nosotros habia llegado un grupo de 12 personas, lo que hubiese dificultado mucho el servicio. Otro punto a favor.
Nos fuimos mas que contentos del local, y seguimos por dias comentando con quien nos quisiera escuchar acerca de este verdadero paraiso para el paladar.
Mi unica critica, va en cuanto al tamanho de los platos que no son del menu degustación. Pedimos unos ravioles de centolla, los cuales eran muy, pero muy chicos y venian solo tres.