Perdimos La Strada
Es un real gusto cuando un restaurante nuevo es bueno, rico, y medianamente barato. Pero tambien es una real pena que este mismo restaurante, al cabo de un año, pierda todo su encanto por convertirse en un proveedor de platos al por mayor sin ninguna gracia.
Ayer fuimos a La Strada con mis padres y mi abuelita. Pedimos como picoteo unos camarones apanados con salsa tártara, ricos, aunque la tártara no era tal. De segundo, como no tenía mucha hambre, pedí una ensalada Caprese, plato clásico de tomates, queso mozarella y hojas de albahaca. El problema fue que los tomates estaban increiblemente duros y nunca pude aliñar bien el plato (le eché sal hasta el último bocado, sin sentir sal alguna).
Mi mamá pidió unos fideos cordo (como clasicos tallarines pero un pelo mas delgados) con pesto. Ella no se quejó, puero después probé su salsa, que quedó como sopa en el plato, y reinaban las nueces por sobre todos los sabores (cuando todos sabemos que el pesto es muy fuerte especialmente por el ajo). Mi papá con mi abuelita compartieron una fuente de tres pastas, donde venían unos gnoccis con salsa de nueces, lasagna bolognesa y fetuccini con bolognesa (siendo esta última, a elección). Mi abuelita había pedido en un principio que los gnoccis vinieran con otra salsa, pero cuando llegó el plato, el mozo se disculpó diciendo que la alternativa (salsa cuatro quesos) se demoraría 15 a 20 minutos más. Bien podría habernos avisado antes, pero en fin, no fue tan grave.
Como mi plato era extremadamente liviano, les saqué fetuccini y para gran desgracia mía, me quedé con un gusto malo en la boca. La pasta venía media tiesa, y la salsa era solo carne molida y salsa de tomate, que al parecer ni siquiera se habían cocinado juntos, ningún aliño, ningún sabor distinto a orégano, comino, cebollita, zanahoria, etc. ¿Qué cuesta hacer una salsa bolognesa sabrosa? ¡Pues nada!
Finalmente pedimos una ensalada de frutas con una agüita de limón para mi abuelita y mis padres pidieron café. Todo esto se demoró mucho en llegar y se notaba que los mozos estaban superados, si hasta el administrador corría de un lado para otro, se escuchaban vasos y copas quebrándose en el bar (tanto así que llegaron a quitarnos los nuestros apenas los desocupamos).
En fin, una real pena. La Strada se convirtió en una Piccola Italia cualquiera, que se ve más bonita solo porque queda en un patio de comidas lujoso.
Saludos,
F