Boragó, buenísima experiencia.
Fuimos a cenar un día viernes al Boragó, tenía muchas expectativas ya que había escuchado buenos comentarios, mi esposo iba mas reticente, pero debo decir que fué una maravilla, todo lo que yo esperaba y mas, mi marido salió realmente fascinado.
Cenamos el menú de 7 tiempos, yo no soy muy buena par recordar los nombres de los platos, pero trataré de acordarme, para empezar un aperitivo de aloe vera demasiado rico, luego pancito con pebre de tierra de hojas y piñones exquisito, venia en una macetita con una plantita, todo comestible, el mozo nos iba explicando cada plato, nos aclaró que solo cocinaban con productos nacionales sobre todo del sur de Chile, sal de mar, aceite de oliva y hierbas del huerto que estaba fuera del restaurante, el cual se podía ver desde la mesa, la atención fué excelente, creo que la mejor que hemos tenido acá. Un apetizer de camarones que iban colgando de un bonsai, rico, pero nada extraordinario,entrada: un baldecito con esparragos papas y pimientos con una especie de carbon encima, que estaba bueno, son un sabor ahumado riquísimo, un kra-kra (pescado de roca de Isla de Pascua) sellado exquisito, mero con flor de ajo en clorofila de albahaca y pure de papas brujas divino, la flor de ajo exquisita, y un plato que había que comer con las manos, vaca asada por muchas horas con una costra de chanchaca que estaba de muerte, a eso le colocan unos efectos especiales de niebla del Manquehue (nitrógeno líquido que daba una neblina bien simpática), 3 postres: helado de vioeta con crocante de otra cosa que no recuerdo y turron de violeta (en la foto), el mejor de todos, frutillas envueltas en un casquete de caramelo y al final un helado de mentol, donde te comias una galleta tipo macarrone y al masticarla saliía vapor de nuestra boca, nitrógeno líquido nuevamente...quedamos mentolados, a mi me encantó, pero me quedó la punta de la lengua un poco sensible, me imagino por el nitrógeno. Cerramos con un café con unos petit four de macarrones con tallitos de chocolate que semejaban honguitos chicos.
Es el mejor restaurante al que hemos ido, luego de cenar, nos quedamos preguntando...y ahora que?? que nos queda después de esto?? es como si ya tuviésemos nada mas que experimentar, ojalá no sea así y haya mas restaurantes que nos den estas experiencias tan ricas y que se disfrutan al máximo, desde la atención, la comida, el ambiente, todo fué perfecto. Ahora esperaremos la carta de invierno para ver con que nos sorprenderá este restaurante. Hay carta tradicional y un menú de 16 o 17 tiempos, nosotros con el de 7 quedamos mas que bien, se puede optar por el menú con maridaje de vino o té.
Tiene pagina web, yo hice la reserva online y no hubo ningún problema.