El Olan, aún uno de mis mejores descubrimientos

A pesar que no soy tan asiduo de comer en restaurantes, admito que soy un fan de la buena comida, esa que después de probar no sólo quita el hambre, sino que además me deja en un agradable estado de calma y placer. Hace unos años tuve la oportunidad de conocer el restaurant Olan, cuando todavía te llevaban la cuenta en una hojita de comandera. Lo primero que me sorprendió fue la cantidad de gente ansiosa por comer en un espacio tan pequeño y hasta incómodo incluso, pero luego descubrí la razón: sin siquiera saber bien en ese momento lo que era la comida peruana me dí cuenta que estaba probando algo excepcional. Volví cada vez que pude, para repetir aquella sensación. Hasta el día de hoy sigo teniendo ese gusto. Puede que la pequeña picada peruana haya quedado atrás, pero me alegra ver que todos los cambios no han logrado ensuciar todavía la verdadera esencia del Olan: su sencillez y su excelente cocina. Espero que sus dueños sigan manteniendo esos valores, tal como lo han hecho hasta el presente.

PD: Hablando de cambios, hace un tiempo me sorprendieron con la nueva carta -y los nuevos precios también-. Y ahora otra novedad más, su propio sitio web! ...ya era hora en todo caso