Restaurant Montealegre…todo esfuerzo vale la pena.

Nuevamente he decidido regresar a Valparaíso, un fin de semana para caminar y desahogarse del ruido y la estresante vida en Santiago, luego ya haber visitado  y de las incomodidades que es estacionar el auto en los cerros decidí dejar mi auto en la Plaza Sotomayor bien cuidado para nuestra tranquilidad y emprendimos camino al cerro idealmente es subir por el asesor concepción hasta llegar al cerro dimos un paseo por sus calles sacamos lindas fotos de una variedad de murales hasta que sin darnos cuenta nos reencontramos con el cerro alegre se destaca por su limpieza el diseño y sus señoriales casas de épocas pasadas delicadamente restauradas, un silencio y clima encantador, caminamos bastante y sin querer dimos con la calle higueras y recordamos de inmediato el Hotel Casa Higueras, llegamos y solo nos fuimos directos al restaurant ya que la sed nos embargaba, fue ahí cuando nos recibió personalmente su Chef Ejecutivo, un tipo realmente encantador, muy simpático y amable de esos chef que no se ven todos los días preocupado y  buen anfitrión, nos acomodo en su terraza y de inmediato nos mando a un garzón,  nos ofreció el trago de la casa un exquisito Higo Sour  y luego unos apetaizzer cortesía del chef, realmente exquisitos, un pan crujiente de maravilla todo muy bien pedimos recomendaciones y no hallamos mejor oportunidad de conocer a este chef que muy amablemente se presento y nos recomendó sus platos, en las entradas un fresco cebiche mixto de mariscos con toques de limón y ají panca, buenísimo y unas masas de setas de sabor inigualable, luego nuevamente sorprendidos con un sorbet de jengibre limón para limpiar nuestro paladar y pasar a los principales unas chuletas de cordero rellenas con higos acompañado de puré de garbanzos muy rico y una salsa de casis muy bien lograda, presentación inigualable, una trilogía de roca, delicados cortes de Vielagay, rollizo y blanquillo cocinados en su punto sobre una sabrosa papa rostí con bisque de camarones, aire de champaña y un suave tártaro de tomates realmente espectacular, los garzones se manejaron súper bien en los tiempos servicio perfecto, muy buen vino, la verdad dan ganas de quedarse todo el día, luego los postres fueron ya la guinda de la torta, presentación perfecta sinfonía de chocolate y una deconstrucción del tradicional mote con huesillos, he aquí cuándo uno dice vale la pena el llegar, y puede apreciar la preocupación por los detalles no desaprovechamos de felicitar al chef por su trabajo pero más que nada destacar su sencillez y calidez, hay cosas que a uno no se les olvida nunca cuando el chef hace un trabajo en equipo y lo dijo el merito no es tan solo mío es también de mi equipo, nos hablo un poco de su experiencia un tipo muy bajo perfil hasta tímido diríamos como dijo un cocinero de esos a la antigua, se nota la escuela pero sobresale el profesionalismo y el cariño por la cocina, pretendemos volver y recomendar este restaurant por las cosas que se están haciendo, merecedores de un reconocimiento de siete tenedores, es decir mas no venden comida es la experiencia y conocer gente que ama lo que hace. No lo nombrare porque nos dijo que él no quería hacerse famoso solo entregar un buen trabajo visítenlo y se darán cuenta que lo que contamos es la realidad de se vive en Montealegre.