Almorzando en la Brasserie de Bogotá

Escrito por: claudio flores
F01 Ene 2010
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Siguiendo con mi etapa de conocer lugares, sabores, olores y experiencias gastronómicas, me dirijo a almorzar a un muy respetado y recomendado restaurante en Bogotá: La Brasserie, lugar de encuentro de ejecutivos, familias, amigas y amigos, acá va el relato de mi experiencia:

Hora de llegada al restaurante: 1 y 40 de la tarde. Somos 2 personas y el luegar está lleno, debemos esperar en el Bar por 1 mesa, se demoran 20 minutos en prepararla entregarla (definitivamente se sugiere Reservar). Con esto inducen al cliente a beber en esta barra; En el Bar el servicio es ágil, no nos ofrecen una carta de Cócteles, si no que nos dicen que pidamos, pido un Jugo de Banana y fresa me dicen que no tienen bananas, me ofrecen Fresa y Mandarinas, Sí descubro, que hay carta de Cócteles para Bar (y tienen otra Carta diferente en las mesas del Restaurantes). Al llevarnos a la mesa, nos dan una en la terraza, pero no nos preguntan si deseábamos o no una mesa de Fumadores. (Error de la Hostes). El Maître nos lleva la Carta y junto al mesero o Capitán de Servicio  nos ofrece los platillos especiales, la descripción que hizo de algunos platillos, fue atractiva (venta sugestiva y efectiva) y nos inclinamos por 2 de los platillos (entrantes) que nos ofreció, para el principal pedimos algún platillo que tenga carne y nos ofrece algo que nos cautiva (buen trabajo del Maître). Luego nos envían al Sommelier, cómo hay que volver a la oficina (y hay reuniones con clientes) nos inclinamos por Gaseosas. A pesar de esto, la Carta de Vinos, es muy completa, atractiva y con 2 precios diferentes:  uno para clientes y otra para integrantes del Club del Vino, esta última con precios bastante atractivos, ya sea por botella o por copa (debo hacerme socio de este Club).

El montaje de la mesa es básico, sin lujos, el pan en trozos es llevado en panera y tenazeado, para acompañarlo envían mantequilla y tapenade (pasta de aceitunas, buen sabor y consistencia, sabor nítido). Buen y apreciado detalle cuando hay producto de calidad y esmero en la preparación.

Platillos entrantes: Pulpo a la Parrilla con papas cremosas, buen sabor porción grande para ser de entrada, buen sabor, presentación sencilla, pulpo bien cocinado y las papas con algo de exceso en la crema. Calamares Fritos en anillos porción generosa, se pidió el cambio de la salsa cayenne por tártara y la enviaron sin problema, algo grande la porción de esta salsa, sabor y presentación bien lograda, anillos de color adecuado y blandos, la salsa presento un exceso de pimentón rojo.

Plato principal fue Rabo de toro (Cola de Buey) con puré de papas, la cocción de la carne y su jugo muy bien logrado, muy blando de sabor intenso, el puré es muy buen acompañamiento y se mezcla a la perfección, 4 trozos de rabo con su jugo (algo débil en textura), rodean el puré. Recordé la cocina de mi abuela materna, digna experiencia que marcará sin duda un retorno a este restaurante. 

En cada a platillo capitán de servicio, se acerca a consultar por la calidad del platillo, servicio y nos pregunta si necesitamos algo extra (Preocupación). El servicio es bueno sin destacar y sin tener problemas, demuestran control sobre lo servido y su ciclo.

La cuenta (pre-factura) es llevada en forma ágil, pero al pedir la factura, para llevarla, tienen un retraso en obtenerla de la máquina registradora.

Nos despiden hasta la puerta y nos sugieren reservar en las próximas visitas, se nos proporciona tarjeta y nombre del maître para llamar por fono.

Jugo Fresa Mandarina: $ 2.25 dólares 

Coca Cola (Botella): $ 1.75 dólares

Pulpo Parrilla: $ 10.25 usd.

Calamares Fritos: $ 8.75 usd.

Rabo de Toro con Puré: $ 15.00 usd. (Por plato)

En definitiva hay que volver y seguir disfrutando de la amplia carta. Recomendable y a la segura.

 

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Claudio Flores

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