Diego's bar & pub y Galindo en una noche

Tenía ganas de comer una buena tabla de cosas ricas, así que partimos al Bellavista que nos queda súper cerca, a ver si encontrábamos algo. Dando vueltas nos atrajeron de un pub que no se veía tan lleno y, pensé, tendría buena atención. Los meseros de la puerta nos atrajeron con el conocido "happy hour" además. Pero cuando nos sentamos en las mesitas de la vereda, porque estaba rica la noche veraniega, y pedimos la carta, resultó que no era el típico 2x1 sino un 30% de descuento en cierto tragos típicos. Eso ya no me gustó porque limitaban bastante las opciones.

Ok, igual pedimos un trago de frutilla y vodka, bien rico, y un margarita que resultó requetecontra ácido, intomable. Le pedimos uno nuevo y lo trajeron al raaaaato después cuando ya habíamos terminado de picotear la primera tabla que la verdad, era chica. Lo camarones (venían 12) ricos pero eran de los muy muy chicos.

La segunda tabla, de jamón, quesos y fruta, sí dejaba mucho que desear, sobre todo porque esperaba más según ese precio. Los quesos cortados medio al lote, al jamón serrano le faltaba airearse y el acompañamiento de "frutas" eran medio kiwi (no daba para uno) y 5, repito, 5 granitos de uva. La presentanción descuidada y el pancito para acompañar resultó  lo más malo, porque se notaba añejo y recalentado a la fuerza para que parecieran tostadas. No pedimos nada más.

Total, nos fuimos unos metros más allá, al Galindo, repleto ya casi a la una de la mañana (lleno de niñitas lindas tiranto humo y jotes tomando chela). Después de harto esperar nos atendió un colapsado mesero, muy amable, pero colapsado igual. Pedí una cerveza y unas empanaditas digo, pero ya no nos quedaban ganas de seguir picoteando, así que nos fuimos para la casa. Pedí un bajativo, una menta para variar, porque capaz la fritanga no me cayó bien, pero por suerte la menta algo ayudó. Creo que es mala la combinación kiwi, queso y empanadas...

En resumen, Diego's bar es muy pobre en tablas y en tragos, no pidan margarita. El Galindo, siempre igual, nada del otro mundo, e incluso fome porque siempre hay alguien tirando humo cerca. Y mi antojo de comer una ricas tablas, sigue ahí...