Una experiencia inolvidable: El viaje al South Beer Cup 2012 en Blumenau

F30 Nov 2012
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Igual que el año pasado tuve el honor de poder participar como parte del jurado en el South Beer Cup. Este año la copa se organizó en la ciudad de Blumenau, estado de Santa Catarina, Brasil. El festival reunió a cerveceros de Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Los 22 jueces catamos a ciegas más de 250 diferentes cervezas, de 20 categorías diferentes, en sólo tres días.

Mi viaje para ser jurado de este certamen partió con la sorpresa de tener el vuelo 666 Lo tomé como una buena señal, aunque no pude verificar si el mismísimo Bruce Dickinson estaba piloteando el avión.

Jueves 22 de marzo
Durante el primer día del concurso, compartí mesa con Paolo, Daniel y Fabiana, todos brasileros y jueces. Dado que no hablaba nada de portugués, fue una interesante prueba de comunicación. Gracias a la paciencia de mis compañeros de mesa, nos entendimos bastante bien.

Nos tocó juzgar la categoría Red Ale/Amber Ale, tarea no tan fácil, pues se habían agrupados dentro de la misma canasta dos estilos, que aparte del color no tienen mucho en común. En total, degustamos 17 muestras No hubo oro, pero si una plata y un bronce.

En la noche mientras daba una vuelta por el festival me encontré con el gurú del lúpulo y triple ganador del título “cervecero del año” en el World Beer Cup, Matt Brynildson de Firestone Walker.

Nos paseamos de stand en stand, probando las creaciones locales, que me sorprendieron por su excelente calidad técnica, su originalidad y creatividad de usar ingredientes locales o técnicas diferentes para interpretar estilos clásicos.

Viernes 23 de marzo
A las 9 de la mañana partió nuevamente el trabajo de cata. Este día me tuve que cambiar de mesa, dado que me hubiese tocado juzgar nuestra propia Kross 110.

Mis compañeros de mesa eran René y Gabriela, ambos jueces, y René además era chef de profesión. El cuarto juez no se presentó por razones de salud. Nos tocaron los IPA, en total 16 etiquetas, incluyendo Imperial IPA.

Nuestros paladares estaban muy bien equilibrados: Pocas veces había que consensuar, siempre estuvimos dentro de no más de 10 puntos de diferencia entre el puntaje más bajo y el más alto, como lo pide el reglamento. El nivel de cervezas estaba decente, pero nada espectacular. Dentro de las primeras 10 había solamente dos que sobresalieron levemente. Pero al olfatear la cerveza número 11, los tres nos miramos al mismo tiempo, probamos, volvimos a olfatear y probar – todos estuvimos conscientes de estar frente de una cerveza verdaderamente excepcional y sobresaliente – unánimemente otorgamos sobre 90 puntos - un oro definitivo y un gran gusto y honor haber probado esta cerveza. Llegando al final, nos sorprendió otra cerveza más, plata, también sin discusión.

A mí me tocaba presentar a las 19.00 hrs frente de aproximadamente 30 personas la situación del mercado chileno. Todo esto durante una tormenta eléctrica.

Sábado 24 de marzo.
Luego, Martín me dejó participar, solo cómo invitado, en la última ronda de la mesa de especiales, dónde se catan las 8 cervezas con mejor puntaje de las especiales, para determinar los medallistas.

Es revelador poder ver cómo jueces experimentados como Pete (fanático de la malta) y Matt (fanático del lúpulo) conversan cada cerveza, la prueban, hablan y la vuelvan a probar hasta lograr consenso. Carolina tiene un paladar muy afinado y sabe mediar opiniones opuestas. En un minuto, me emocionó, ya que reconocí nuestra Kross 5 en la mesa. Pero poco a poco la bajaron de rango y al final terminó sexta – no alcanzó para medalla, pero recibió mención honrosa en una categoría muy diversa y peleada, con una ganadora unánime, la BRUT de los jóvenes de Cervecería Wäls, cuya magnífica historia detallaré en una próxima columna.

Después de esta ronda final los jueces tuvimos algunas horas de descanso. Ahí partió la ansiedad, no sabía si íbamos a ganar algo o no. Tuve mis dudas, ya que las cervezas locales que probé en el festival eran de muy buena calidad y tenían la ventaja de que no tenían que viajar tan lejos.

De vuelta en el festival, me uní a los colegas de Argentina, Uruguay y Brasil, esperando el gran momento. A las 21.00 hrs comienza la ceremonia de premiación.

Al final Kross alcanzó una medalla de bronce por la Kross 110 y una mención para Kross 5, pero como único representante de Chile presente, me tocó recibir dos medallas más – una de bronce para Guayacán y una de oro para Szot.

Después de la premiación, tocó una banda de cerveceros de diferentes cervecerías. Interpretan a AC/DC, Metallica, Pearl Jam, Kiss y Iron Maiden – el vuelo 666 al final cumplió lo prometido.

Aparte de las medallas, el gran valor de este evento está en crear una instancia dónde cerveceros de diferentes países pueden compartir sus experiencias e inquietudes, dónde pueden hacer contactos y amistades que superan fronteras, culturas e idiomas. Es reconfortante saber que la revolución micro-cervecera es un fenómeno continental, no solo nacional. Se siente una energía y un entusiasmo muy potente, y todos podemos aprender del nivel de organización, calidad y camaradería que han logrado los colegas de Brazil.

Finalmente quiero destacar un sublime detalle que me sorprendió: No probé ni una cerveza contaminada en el festival en estos cuatro días, ninguna. No es que no haya cerveza contaminada en Brasil. Simplemente no entró al festival. Un buen filtro es una garantía de una grata experiencia para el público que paga la entrada, y es una presión adicional a los cerveceros de preocuparse de lo más importante: la calidad de nuestras cervezas.